Andalucía

Un «swing» a orillas del mar Mediterráneo en el Parador Málaga Golf

En el Parador Málaga Golf, profesionales y «amateurs» tienen una cita con el deporte, el descanso y la buena gastronomía.

Se puede conseguir alojamiento desde 60 euros
Se puede conseguir alojamiento desde 60 euroslarazon

Hablar de Málaga es sinónimo de sol, buenas temperaturas y extensas playas de fina arena. Y de una planta hotelera propia de una de las zonas turísticas con mayor empuje de nuestra geografía. Ejemplo de ello es el Parador Málaga Golf, un establecimiendo ideal para los amantes del deporte «verde» que no renuncian a la tranquilidad y el descanso.Al borde del mar, a escasos diez kilómetros de la capital malagueña y en un ambiente típicamente andaluz, con la fachada coloreada de un blanco impoluto, el alojamiento se alza a medio camino entre el Mediterráneo y un amplio campo de golf. Sin duda, este deporte es el protagonista del establecimiento, dedicado casi por entero a satisfacer las necesidades de profesionales y «amateurs». Pero no se trata de un campo cualquiera. De hecho, presume de ser el más antiguo de Andalucía, construido en 1925 por Tom Simpson. Y uno de los de mayor solera, pues está ligado a la familia Real Británica, especialmente a la princesa Beatriz de Battenberg, quien residía parte del año en la zona y fomentó la construcción del Club.

Dieciocho hoyosCon un total de 18 hoyos, el recorrido del campo actual está bordeado de dunas de arena, palmeras, mimosas, eucaliptos y pinos. Para aquéllos que se atrevan por primera vez a coger un palo de golf, el Parador cuenta con escuela y permite el alquiler del equipo necesario para adentrarse en el apasionante mundo del «green».Después de una jornada a pie de hoyo, nada como recuperar fuerzas sentados a la mesa. Y de eso bien saben en el restaurante del Parador, especializado en la tradición andaluza propia de la orilla del mar. La malagueña es una cocina sencilla que lleva a la mesa productos del Mediterráneo, el huerto y el monte. Las ensaladas abundan, pero lo más recomendable tras un intenso «duelo» en el campo es refrescarse con un sabroso gazpacho, ya sea en su receta típica o en alguna de sus variaciones, como el ajoblanco (con almendras y sin tomate) o el salmorejo. Los pescaítos fritos son por estas tierras objeto de devoción. El huésped tiene la oportunidad de llevárselos a la boca tanto en tapa como en segundo plato. Salmonetes, boquerones, coquinas o almejas malagueñas son otras de las delicias mediterráneas que abundan por la zona y que quedarán grabadas en el paladar del viajero. Para rematar la jugada, nada como terminar con un dulce de membrillo.Tras el festín culinario, llega el momento de descansar en una de las estancias del alojamiento, decoradas con muebles de madera de líneas actuales y sencillas, que refuerzan la sensación de luz y favorecen el juego con la naturaleza circundante. El Parador cuenta con 88 amplias habitaciones con vistas al mar o al campo de golf, todas ellas equipadas con acceso gratuito a internet, caja fuerte y televisión. Alejado del ajetreo urbano, sin ruidos ni prisas, una piscina de temporada y otra exterior garantizan el relax del huésped.Para aquéllos que busquen un espacio en el que combinar deporte, trabajo y descanso, el Parador Málaga Golf resulta el lugar idóneo. No en vano, cuenta con tres salones orientados a albergar reuniones y congresos con una capacidad máxima de 360 personas. Dotadas de las últimas tecnologías y provistas de personal especializado, las estancias garantizan el éxito de cualquier acto.Tras disfrutar del alojamiento, no hay que olvidar los alrededores. Y es que el Parador Málaga Golf se encuentra a un paso de la capital, donde al viajero le espera un amplio abanico de opciones. Imprescindible dejarse caer por la Alcazaba, la catedral y el teatro romano.