Música
Un triunfo a cuatro manos
Hay tradiciones tan españolas y tan arraigadas como esa de ir a la peluquería los viernes, lo mismo para hacer una entrevista a la dueña que para retocarte las mechas al borde de un ataque de bodas. El caso es que allí estábamos todos anteayer, clientas a mogollón, estilistas a todo gas y el periodista dispuesto a sortear secadores para encontrarse con Cheska, la reina imbatible del sector, y su hija María, digna sucesora de un emporio que su madre montó hace ya 35 años. Podríamos saltarnos el prólogo e ir directos a la lista de famosas cuyas cabezas son cosa de Cheska, pero ni tendríamos espacio ni ella suelta prenda. Sí sabemos que políticas, modelos, actrices y otras bellas de la farándula confían en esta mujer que no se corta ni cortando, que habla risueña y aclara: «Aquí lo primero es la clienta». Nada de imposiciones ni creatividades fuera de órbita. Cheska y su hija, María, que también es estilista oficial de Pantene, dirigen un salón con veinte empleados en el que la crisis, menos mal, no ha osado entrar. Cheska cuenta, eso sí, que fueron previsores ante la que se avecinaba y hace un par de años congelaron los precios para que la clientela no sintiera, al menos no aquí, la asfixia de la recesión. A la vista está que lo han logrado, quizá también porque «nos gusta tanto el trabajo que nos esforzamos cada día por seguir adelante con enorme ilusión». Suena a eslógan pero es tan cierto como lo que se respira en Cheska, nada de poses ni tijeras estrella. Simplemente, madre e hija convertidas en capitanas de un gran equipo aunque con la segunda a punto de ascender en el escalafón. Al menos eso intenta Cheska, que insiste en que hable su heredera y, según cuentan quienes la conocen, una auténtica virtuosa en el arte del peinado. Quizá algo tenga que ver que, antes de meterse en el negocio familiar, María se licenciara en Historia del Arte. Después se fue a Londres no para perfeccionar sus estudios, sino para seguir los pasos de su madre. Fue a la vuelta, tras haberse forjado en unos cuantos centenares de cabezas británicas, cuando confirmó su alternativa con la más grande del coso. Alejados del bullicio en la trastienda, nos quedamos a solas con María, que nos desvela algunas de sus ideas estrella. De todas, nos quedamos con el «Express tratamiento», que soluciona los problemas de cabezas con prisa de una manera sencilla: mitad de tiempo-mitad de precio. Con eso y con un secreto que muchas lectoras no sabrán: «El mejor corte es que el no hace falta peinar, para que las clientas no tengan que venir cada dos por tres y gastarse tanto dinero». Y aun así, el local sigue hasta los topes. ¿El secreto? Vengan y pregunten por ellas. Repetirán seguro.
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