Andalucía

Una alternativa para Andalucía

La precipitada salida de Chaves aproxima la alternancia política a esa comunidad

La Razón
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La crisis de Gobierno ha situado a Andalucía, la comunidad autónoma más poblada, con casi nueve millones de habitantes, en una encrucijada inesperada. El que fuera candidato a la Presidencia de la Junta hace poco más de un año ha tomado un billete tan sólo de ida hacia Madrid y ha abandonado el Gobierno que lideraba desde hace 19 años apenas comenzado el último mandato que recibió de los andaluces. Manuel Chaves deja Andalucía sumida en una de las más graves crisis de su historia y en el furgón de cola de la ya de por sí maltrecha economía española. Su adiós es el final de una etapa histórica para la comunidad no ya sólo por una personalidad que ha dominado con poder casi absoluto la región durante una etapa tan prolongada, sino porque buena parte de su núcleo duro vuela también hacia la capital de España.En efecto, le acompaña en su traslado a la Corte el portavoz del Gobierno andaluz, Enrique Cervera; el viceconsejero de Presidencia, José Antonio Cortecero, además del director del Gabinete de Presidencia, José Manuel Cervera Grajera, que es ya el director del Gabinete del nuevo vicepresidente tercero del Gobierno Zapatero. Y, por supuesto, se da también por segura la marcha del tejedor del PSOE andaluz, Gaspar Zarrías, que ha dominado el partido con eficacia y a su peculiar modo. Con esta nutrida salida se abren interrogantes en la gestión del hegemónico poder del socialismo andaluz, principal sostén y articulador del socialismo español por su notable aportación e influencia en el grupo parlamentario del Congreso. El encargado de despejar todas esas incógnitas será José Antonio Griñán, actual consejero de Economía y viejo felipista, que fue nombrado oficialmente ayer por el Comité Director del PSOE andaluz candidato a la Presidencia de la Junta. No lo tendrá fácil tanto para dominar el partido y la alargada sombra de Chaves como para encauzar el rumbo perdido de una región económica y socialmente a la baja desde hace tiempo. También puede parecer extraño que el responsable político del deterioro económico sea el encargado de tomar las riendas de una comunidad que enfila hacia el millón de parados (actualmente tiene 850.000) y el 27% de desempleo mientras la media europea es del 7,2%. Aunque es evidente que Griñán dispone de tres años para consolidar su liderazgo, en el ánimo de los andaluces reina la sensación de que la remodelación de Zapatero y Chaves ha sacrificado sus intereses en beneficio del partido y sin demasiados miramientos a los compromisos adquiridos en las últimas elecciones autonómicas. Sea como fuere, lo cierto es que la delicada situación de Andalucía requiere un proyecto sólido y generador de confianza. Si Griñán es capaz de pilotarlo, el tiempo lo dirá, pero antes de nada deberá desmentir que sea un presidente interino y provisional, a la espera de que tome las riendas la candidata deseada por Zapatero, María del Mar Moreno, actual secretaria de Política Autonómica del PSOE. En esta coyuntura, el PP tiene la oportunidad y la responsabilidad de consolidar ese vuelco histórico que las encuestas comienzan a presagiar. Javier Arenas y su equipo han realizado una buena labor de oposición, pero ahora toca dar varios pasos hacia delante para que una mayoría social apueste por el cambio histórico que esa comunidad necesita con urgencia tras décadas de estancamiento. La alternancia es un valor fundamental en democracia y los populares disponen de tres años para demostrar, con más dedicación y con un equipo renovado, que otro proyecto político no sólo es posible, sino imprescindible.