Valencia

Una campaña sin un eje argumental único y dirigida a su militancia

Una campaña sin un eje argumental único y dirigida a su militancia
Una campaña sin un eje argumental único y dirigida a su militancialarazon

¿ Las polémicas desvían la atención de la crisis: la previsión inicial de los estrategas del PP era que la economía fuese el asunto central del discurso. Pero al final no ha habido un eje argumental de la campaña. Las andanadas contra el PSOE por el uso del avión militar por parte de Rodríguez Zapatero para acudir a los mítines de partido, por Manuel Chaves y la subvención a la empresa de su hija o por el carpetazo a la causa abierta contra el líder del PP canario por presunta corrupción le han sido útiles para desviar la atención de otros asuntos mucho menos cómodos, como el «caso Gürtel», pero también han quitado trascendencia a su mensaje ante la crisis. ¿ La dualidad Rajoy-Mayor Oreja: el líder del PP y su candidato han seguido estrategias y discursos distintos. Esto también explica la ausencia de un eje potente de campaña. A cambio, la designación de Jaime Mayor como «número uno» sí ha sido útil para quitar luz al discurso y a la figura de Rosa Díez y para amarrar el respaldo del electorado más conservador y católico. Rajoy se ha cuidado más que su candidato en debates que mueven más voto ideologizado, como el del aborto. ¿ La sobreactuación en Valencia: la escenificación grandilocuente del apoyo al presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, imputado en el «caso Gürtel», ha sido uno de los capítulos que más ha dado que hablar dentro y fueras de las filas populares. La clave principal es electoral. Génova confía en que Valencia sea su primer granero de votos, por encima de Madrid. ¿ Llevar la iniciativa para movilizar a la militancia: la estrategia del PP no ha estado condicionada por el objetivo de buscar el voto del indeciso, es decir, por ampliar su base electoral -en unas generales, es condición imprescindible para ganar. Su obsesión ha sido movilizar a su militancia, conseguir que los suyos acudan a las urnas el domingo. Ha tenido su peso el «arriolismo», es decir, la teoría de que la opinión pública está ya suficientemente condicionada por la mala situación política y económica, por lo que conviene multiplicar la presencia, dejarse ver en todas partes y esperar a que madure la fruta.