Una «cárcel» con todos los lujos

Chocolate «Godiva», tres menús diarios de comida internacional para elegir, saldo gratis para llamar por teléfono a casa, conexión a internet, una librería improvisada con Prensa gratuita, calzoncillos de Calvin Klein para los que se quedaron sin mudas limpias... La cuarentena que mantiene aisladas a cerca de 300 personas (incluidos 8 españoles y 100 empleados) en el hotel Metro Park de Hong Kong quizá sea tediosa y hay quien dice que también injustificada. Y, con todo, los «rehenes» coinciden en que el Gobierno de Hong Kong se ha esforzado para hacerles la estancia lo más cómoda y segura posible.

«Hoy hemos hecho una reunión y se ha convertido en un cachondeo. Cada uno reclama cosas personales y hay muchas risas. El ambiente es relajado, con alguna excepción. No estamos en absoluto preocupados. Estamos todos bien y nos han dicho que salimos el viernes, al filo de medianoche. Estoy deseando poder darme un paseo, pero por el resto no tengo queja y no entiendo la histeria que han creado los medios de comunicación. Nos han limpiado los baños, han montado una librería y han ofrecido trasladar a quienes sientan claustrofobia a un albergue en las afueras, un sitio con un jardín para estirar las piernas», dice Javier Boada, un empresario afincado en India que se ha convertido en el portavoz accidental del grupo de ocho españoles que sigue encerrado en el hotel. «Me paso el día respondiendo a periodistas. Por lo menos así me entretengo», bromea. «Hoy he comido una pizza con unas cervezas. Por la mañana vienen a tomarnos la temperatura y comprobar que nos comimos la pastilla de Tamiflu, por precaución».