Presentación
Una exclusiva subastada por una empresa de seguridad
londres- El pasado 8 de mayo estalló la bomba. El rotativo «The Daily Telegraph» publicaba en primera página los gastos detallados de una serie de diputados. Todos quedaban en evidencia por un retrato que especificaba facturas de comida para el perro, remodelaciones de casas que luego vendían y lagos artificiales con patos que compraban a costa del bolsillo del contribuyente. Todo en concepto de gastos por «segunda vivienda». Tan sólo era el principio. El diario anunciaba que se trataba de la primera entrega de una larga «investigación» y cumplió su palabra. Durante las últimas dos semanas, el rotativo ha ofrecido día tras día una larga lista con los datos más personales de los parlamentarios, acompañados por las inmorales sumas de dinero empleadas en los más absurdos y lujosos placeres disfrutados a costa del erario público. El obús informativo ha provocado el escándalo más significativo de la historia de Westminster, un episodio sin precedentes que ha obligado a dimitir por primera vez en trescientos años al presidente del Parlamento. Los mentideros aseguran que la información rondaba por las redacciones de los periódicos desde hace tiempo, pero ningún medio se atrevía a sacarla por miedo a represalias legales. «The Daily Telegraph», que andaba de capa caída con la crisis, decidió jugarse todo a una carta y el órdago no le ha podido salir mejor. El periódico conservador de referencia en las islas ha visto incrementadas sus ventas un 20%. El escándalo le ha servido para vender 55.000 ejemplares más cada día. A pesar de que desde el Parlamento se pidió una investigación policial sobre el asunto, Scotland Yard manifestó el pasado miércoles que el interés público de las informaciones hacía relevante la publicación; por lo tanto no tomará ningún tipo de medidas. La pregunta es ¿quién suministró la preciada exclusiva? Los gastos de los diputados fueron grabados por un funcionario, pero nadie sabe cómo luego éstos llegaron a las manos de un ex agente de las fuerzas especiales británicas. A modo incluso de leyenda, se dice que el individuo atiende al nombre de John Wick y trabaja en una compañía privada de seguridad. Fue él mismo quien se paseó por las redacciones de todos los medios pidiendo una suma de dinero desorbitada que los mentideros describen como una cifra de seis dígitos. Mientras que algunos aseguran que «The Daily Telegraph» desembolsó 300.000 libras, otros afirman que el número ronda las 600.000. Nunca se sabrá el dato exacto. Lo que sí se ha corroborado es el malestar que existe en el resto de medios, en especial en «The Sun», por dejar pasar una información que ha hecho historia.
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