Construcción
Una torre capta el agua de la niebla contra la sequía
Al norte de Chile, varias estructuras verticales de 200 metros de altura recogerán cerca de 3.000 litros de agua al día para su uso en el regadío. ¿El secreto? La malla de plástico, que actúa como fachada, captura el líquido elemento procedente de la «Camanchaca», un tipo de neblina propio de la costa
Quién dijo que los rascacielos eran sólo para las grandes urbes? Aunque el impacto visual de una torre de 200 metros de alto en una planicie de tierra agrícola es indudable, la altura de ciertas estructuras también tiene sus ventajas. ¿Por qué no aprovecharla para luchar contra la sequía? La ecuación de a más altura, mayor captación de agua, no es una utopía. Ejemplo de ello es el proyecto «Coastal Fog Tower», que prevé la construcción de varias estructuras verticales en la costa chilena de Huasco que extraerán el agua procedente de la niebla producida en la zona.Es precisamente el fenómeno climático que se da en estas latitudes, denominado «Camanchaca», el que marca las particularidades de la iniciativa. «Es un tipo de neblina costera muy densa. Su origen puede explicarse por la acción del Anticiclón del Pacífico, que transporta vapor de agua y da origen a una capa nubosa de estratos que no pasa la Cordillera de los Andes. Por lo general, este fenómeno se observa entre los 400 y los 1.200 metros sobre el nivel del mar, existiendo, además, humedad bajo esta cota», explica Luis Morales, profesor de Física de la Atmósfera del Departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad de Chile.Forma espiralCon el fin de no dejar escapar ni una gota de esta niebla más baja, Alberto Fernández, profesor de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, ha diseñado una gigantesca torre de 200 metros de forma espiral que atrapará el agua de la humedad presente en la costa del desierto de Atacama. «En la última década, el flujo de agua del río Huasco ha disminuido, poniendo en peligro el desarrollo agrícola del norte del país. La idea es que el agua recolectada por las torres pueda servir para desarrollar la agricultura, incrementando con ello el desarrollo económico y social de la región», aclara Fernández.¿Cómo se lleva a la práctica el concepto de un «gigante» que atrapa la niebla? Según explica Fernández, «el procedimiento se basa en la maximización vertical de la captura de agua, ya que los estudios demuestran que la recogida es más eficiente al introducir estructuras de captación directamente en la niebla». Y eso es lo que ha ideado el joven arquitecto: varias torres que se adentran en la neblina utilizando una tecnología simple y de bajo coste.Aunque, a tenor de las imágenes, cuesta pensar en una tecnología sencilla, lo cierto es que el «invento» resulta simple. La estructura primaria es posible gracias a cuatro brazos espirales, desarrollados en cobre y revestidos de madera por sus caras externas, que actúan como conductos del agua recolectada hasta la base. La siguiente «capa» de la torre está formada por cuatro lados hechos de una malla de plástico reciclado de alta densidad reforzada con tensores de cobre. «Es en este punto donde se produce el primer proceso de condensación de la niebla. En concreto, la malla se utiliza como filtro de captura de agua mediante la condensación de partículas sobre su superficie, gracias a la acción del viento. Posteriormente, la fuerza de la gravedad hace que el agua condensada descienda por el sistema de canalización hasta la base de la torre, donde se encuentran los colectores. Se trata de un proceso pasivo que no necesita la producción de energía», puntualiza Fernández. Pero la malla tiene otra función, pues contiene diversos patrones que producen distintas clases de filtros. «La diversidad de "dibujos"de la malla permite adaptarse a los factores que facilitan una óptima recolección de la "Camanchaca", como la intensidad y dirección del viento o la cantidad de humedad», añade el arquitecto.Una vez recogida el agua, el siguiente paso es depurarla y distribuirla. «La calidad de esta agua no es adecuada para el consumo humano inmediato, pues presenta niveles de algunos elementos inorgánicos no permitidos, como cloruro», concreta Morales. Para ello, en la base de la torre existe un colector principal compuesto de un acumulador de agua, una membrana que filtra el líquido elemento y un sistema circulatorio que distribuye el agua purificada a través de canales que llegan hasta las zonas a regar. «El destino final del agua es el regadío, de ahí que la depuración no sea un factor clave. En cualquier caso, se ha pensado en la ósmosis inversa como el proceso más eficaz de filtrado. Por ello, en la base hay dos cámaras de agua separadas por membranas que retienen minerales, produciéndose el fenómeno de depuración por la diferencia de presión entre ambos compartimentos», explica Fernández. A pesar de su aspecto futurista, el proyecto puede convertirse en una realidad en pocos meses. Actualmente, el equipo de Fernández desarrolla dos tipos de estructuras, de diez y 20 metros de altura, cuyo rendimiento calculado varía de dos a diez litros de agua por metro cuadrado de superficie vertical de la torre. Así, una construcción de 20 metros logrará hasta 3.000 litros de agua al día. En cuanto al número de estructuras, aún no está determinado, ya que dependerá de factores como la superficie disponible. Sea como sea, el proyecto es una gran noticia para el norte de Chile, ya que, como añade Rodrigo Fuster, académico del Departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad de Chile, «tres metros cúbicos de agua al día permitirían un desarrollo de actividades agrícolas que hoy no se puede realizar. Además, podrían garantizar el abastecimiento de agua a las caletas de pescadores que en esa zona carecen de flujo continuo».
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