Ecuador

Vigilancia aérea más eficiente energéticamente

Vigilancia aérea más eficiente energéticamente
Vigilancia aérea más eficiente energéticamentelarazon

Es una de las regiones con mayor protección medioambiental del mundo. Y uno de los rincones más buscados por el turismo. Quizás por ello, el tráfico aéreo que sobrevuela las Islas Galápagos supera los 5.500 movimientos anuales y en 2008 llegaron 435.675 pasajeros al archipiélago. Para tener un control más exhaustivo de los aviones que sobrevuelan la región ecuatoriana, en el cerro de San Joaquín (en la isla de San Cristóbal), acaba de entrar en funcionamiento una nueva estación de vigilancia del espacio aéreo. La instalación, desarrollada por la empresa española Indra, logra reducir en un diez por ciento el número de emisiones de CO2 emitidas por las aeronaves. «La clave está en que la cobertura de la estación facilita las maniobras de aproximación y la gestión más eficiente de las rutas de los aviones, lo que permite planificar mejor los aterrizajes hasta los aeropuertos y ahorrar combustible en un diez por ciento», explica Guillermo Bernal, subsecretario de Aeropuertos y Tráfico Aéreo de Ecuador. Hasta ahora, el espacio aéreo de la región de Galápagos dependía exclusivamente de las comunicaciones de radio. Según las autoridades ecuatorianas, la implantación del nuevo centro de control supone un antes y un después para el desarrollo de la región. «La razón se debe a que la estación de vigilancia dispone de un radar que interroga a la aeronave de forma que, además de detectarla, recoge información complementaria sobre su identificación y altura de vuelo», aclara Ezequiel Bravo, director de Desarrollo Internacional de Indra para Latinoamérica. El sistema implantado por la tecnológica española pertenece a la cuarta generación de radares y supone el modelo más avanzado de identificación de aeronaves. «La información obtenida se envía al centro de control de Guayaquil a través de enlaces microondas y terminales satélites. Una vez recibidos estos datos, los sistemas de gestión de tráfico los integran con otro tipo de avisos, como planes de vuelo de cada avión o estado meteorológico. Todo ello es presentado a los controladores aéreos por medio de unos terminales que emplean para ordenar el tráfico e interactuar con los pilotos», concreta Bravo. Obra de bajo impacto El hecho de situarse en un enclave protegido ha obligado a crear una estación de vigilancia con impacto medioambiental bajo. Y es que en esta zona anida, entre otras aves, el tero, pájaro típico de la isla que vive en el suelo. «Con el fin de perturbar lo menos posible la actividad de las aves, sólo una pequeña base del dispositivo está apoyado sobre el suelo. El resto del equipamiento está en estructuras aéreas», puntualiza Bravo. Además de emplear materiales de la zona, la recién estrenada estación utiliza colores claros que no resultan agresivos con el entorno y que son claramente visibles tanto para los pájaros como para las aeronaves. «La protección se completa con un recubrimiento de fibra de vidrio que encapsula la antena del radar. Éste resulta transparente para las características electromagnéticas del sistema, pero por su visibilidad evita posibles accidentes de aves con los mecanismos giratorios del mismo», explica el responsable de Indra.