Acoso sexual
Violadores en serie impulsivos y sin solución
Los expertos piden al Gobierno que reforme el Código Penal para proteger a la sociedad de estos individuos.
«Tengo pánico a la gente y a los periodistas». Con esta frase, Alejandro Martínez Singul, conocido el segundo «violador del Eixample», intentó acreditar su inocencia en la primera jornada del último de sus juicios, que comenzó el pasado viernes. Singul ya fue condenado a 65 años de cárcel en 1993 por 14 delitos sexuales y ahora se le acusa de perseguir a dos mujeres.Éste es un claro ejemplo de que no existe terapia efectiva para los violadores en serie. De esta opinión es Lluis Borrás, médico forense, psiquiatra y profesor de Medicina Legal de la Universidad de Barcelona, para el que este tipo de delincuentes «tiene lesiones orgánicas en el cerebro que les provoca dificultades para controlar sus impulsos. Son como un coche sin frenos, carecen de conciencia y tienen alterada la percepción de la realidad».Según Borrás, «el estado tiene que tratarlos porque también hay que cuidar de la salud de las personas. La solución pasa por una reforma del Código Penal, que permita que cuando estos pacientes cumplan con la integridad de su condena, se les ingrese en un centro psiquiátrico civil, dotado de personal de seguridad». Cuidador y tutorOtra de las medidas propuestas por Borrás es «incapacitarlos para regir su sexualidad, algo que nuestro código civil permite. Así, se nombraría a un cuidador que lo acompañara en sus salidas y sería responsable de su conducta». A pesar de todo, Borrás considera que «este tipo de patologías sólo afecta a cerca del 5 por ciento de los violadores, y que existen muchos casos que los sí tienen solución. En este último grupo estarían los agresores sexuales durante su infancia, que han tenido aprendizaje erróneo».Para Lola Cidoncha, coordinadora de la Asociación de Asistencia a Mujeres Violadas de Madrid, «no todos los violadores son iguales. Los reincidentes no tienen rehabilitación porque no consideran que tienen un problema». «Hay que hacer un estudio de la patología y hacer una modificación legal para que cuando salgan de la cárcel pasen a un psiquiátrico penitenciario. Los GPS han demostrado que no sirven para nada. Hay que proteger a la gente sin violar la Constitución», dijo.En cuanto a las víctimas, Cidoncha indicó que «hay que pensar en las víctimas, que en muchas ocasiones no pueden ni salir a la calle por el estrés postraumático. La depresión y el miedo no les deja vivir. La recuperación es posible, no pueden hacer como si no hubiera pasado nada».
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