Literatura

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Y un rábano

La Razón
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1.360.000 firmas contra el canon

digital, promovido estos días por el

gobierno, ha recogido la plataforma

www.todoscontraelcanon.es. En el PP se

han declarado inmediatamente contra

dicho canon –a pesar de que en el pasado

estaban dispuestos a apoyarlo–, en un

arrebato de liberalismo económico

(algunos salen por lo liberal con el mismo

entusiasmo que un japonés acatarrado

se arrancaría por peteneras en un tablao

flamenco) y, sobre todo, pensando

ingenuamente que ese millón largo de

votos contra el canon también pueden

serlo contra el PSOE en las próximas

elecciones y, por tanto, quizás para ellos.

(Eso sí que es optimismo). El canon

no es fácil de defender para ningún

consumidor: el botín recaudatorio en

millones de euros es extraordinario. Pero

no va al bolsillo de los artistas y autores

que, al cabo, reciben una miseria del

enorme pastel, sino que se queda en

faltriqueras más prosaicas (entidades

de gestión de derechos, discográficas,

productores audiovisuales, etc.). He

oído sobre el tema algunos desatinos de

órdago: se dice que con este canon el

Gobierno quiere comprar «a los actores

españoles, que tanto le rentan a ZP, este

dinero es para ‘las Pilar Bardem' de turno.

Va a engordar a los voceros del ‘no a la

guerra' y del cordón sanitario contra el

PP. Aquí no interesa copiar cine español,

sino americano…» Y otras barbaridades

del mismo tono. Puntualizaciones: a la

SGAE sólo pertenecen autores «directores

de cine, guionistas, compositores de

todos los géneros de música, escritores

dramáticos, libretistas, coreógrafos,

mimos...», no actores (a no ser que sean,

a su vez, autores). CEDRO también

reparte unos pocos euros a sus socios

escritores al cabo del año. Una migaja

que trata de compensar el pirateo de los

libros a través de fotocopias, o su uso

ilimitado en bibliotecas. La polémica

reacción al canon es injusta con los

creadores. En España existe la idea «del

amor al arte», del artista que crea gratis

total. Permítanme que, como autora de

algunos libros, acostumbrada a comer

casi diariamente, les diga al respecto

que… ¡y un rábano!