Ya no te quiero

Flamante ganadora de la Biznaga de Oro en el pasado Festival de Málaga, destaca en la estimable opera prima realizada por el guionista David Planell, precisamente, su muy atractivo argumento. El que una pareja de «progres» confiesen que la convivencia con un niño nacido en Perú que adoptaron hace medio año resulta imposible (ya las primeras, eficaces y hasta un tanto misteriosas escenas dan fe de la arisca rebeldía del menor y la inmadurez del padre) y decida informar a la estricta asistente social que supervisa el caso resulta un asunto tan actual como inédito en la filmografía, no española, sino mundial me parece. Sin sensiblerías facilonas, realista y teatral (el filme se desarrolla casi en un escenario único durante el transcurso de un día), bajo el conflicto que ambos encaran de manera muy distinta subyace la propia crisis que está atravesando el matrimonio. Y todo ello aderezado con la menos creíble subhistoria que protagoniza, con sorpresa incluida, la asistenta hispanoamericana que limpia en casa de los protagonistas. Ciertos golpes de humor (a cuenta, principalmente, de Alberto San Juan) alivian la carga dramática de un filme al que, aun cuando posee un sugerente arranque, le cuesta mantener la velocidad de crucero y aterrizar. Pero de vergüenza, nada.