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Yecla

La Razón
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Del tesón de los yeclanos habla la Basílica de la Concepción, que junto a la Colegiata de Lorca y la Catedral de Murcia forman la flota del arte religioso en esta Comunidad. Mi padre, Manuel Muñoz Barberán, por intercesión del recordado cura D. Manuel Pereira, acometió allí la que, sin duda, fue su obra religiosa más importante: pintar los techos de la Basílica con una obra de alabanza a la Virgen inspirada en la letanía lauretana. Pintar aquellos techos requirió limpiar el templo del humo que puso de luto los muros en salvaje manifestación de incultura: al hilo de la guerra civil ciudadanos liberticidas prendieron fuego al templo, que ardió en lo que pudo pues, como dicen los yeclanos orgullosos, en la Basílica todo es de piedra y la piedra no arde. Sufrió, desde luego, pero una vez más el tesón y la fe yeclana pudo con el tiempo y con la ira. Ahora Yecla ha volcado su carácter en testimoniar con una exposición el paso de mis padres por el pueblo donde vine yo a nacer, el pueblo donde me envenené de crío con DDT y donde me caí de una farola con grave riesgo de mi vida en ambos casos, en que me salvó un yeclano, el doctor Yago, de grata memoria. En la inauguración tuve el gusto de reencontrar a yeclanos queridos y de conocer al hijo del campanero que entregó a mi padre una llave para que entrara y saliera a su gusto de aquella inmensidad mientras pintaba. De Yecla soy, pues, y tengo a sus habitantes por paisanos. Quede para el futuro la foto que nos hicimos el hijo del campanero y el hijo del pintor, dos artistas al fin y al cabo y, sobre todo, yeclanos.