Comunidad de Madrid
Zapatero y Aguirre: tregua en Sol
La inauguración de la estación de Cercanías pone fin a seis años de enfrentamientos entre administraciones
MADRID- El reloj tocó las once y media en Sol y, tras seis años de espera, por fin un tren de Cercanías paró en el corazón de Madrid. El trayecto inaugural merecía viajeros de altura y para la historia queda ya la foto del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero acompañado del ministro de Fomento, José Blanco, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón, bajando del vagón. Juntos habían tomado sólo tres minutos antes el tren en la estación de Atocha y juntos también recorrieron el nuevo intercambiador que estará desde hoy operativo bajo la Puerta del Sol y que el presidente describió como «la joya de la corona del Cercanías». En unos minutos recorrieron la que ya es la caverna de andenes más grande del mundo (cuenta con 207 metros de longitud, 20 de ancho y 15 de alto, lo equivalente a un edificio de 60 plantas tumbado) y terminaron su paseo en el vestíbulo donde desde esta mañana los usuarios de las líneas 3 y 4 de Cercanías, y 1, 2 y 3 de Metro pueden hacer trasbordos sin necesidad de salir de la estación. Colaboración política La imagen política en el nuevo intercambiador no sólo es importante por la dificultad que ha entrañado llevar el tren hasta el corazón de Madrid, sino porque supone el fin, de momento, de las diferencias entre José Luis Rodríguez Zapatero y Esperanza Aguirre. Todos los representantes políticos, sin excepción, dedicaron unas palabras de sus discursos a reconocer la necesaria colaboración entre administraciones. Fue quizá la presidenta de la Comunidad de Madrid quien dio voz en esta inauguración a los vecinos y comerciantes que han sufrido durante años estas obras con un: «Habrá quien diga que ya era hora y tendrá razón. Han sido unas obras interminables». El ministro por su parte se disculpó por las molestias ocasionadas y aprovechó para anunciar que, ya centrados en otros puntos de la región, las obras de la red de Cercanías no acaban con la puesta en servicio de Sol. Blanco explicó que el mes que viene licitarán «el estudio informativo de la primera fase del túnel transversal» de la nueva línea de Renfe que recorrerá Madrid de este a oeste. La presidenta de la Comunidad recogió el guante e informó asimismo que su Ejecutivo va a dedicar 45 millones de euros a ampliar la conexión de esta estación con la de Gran Vía, de Metro, y que permitirá también unir el Cercanías a la línea 5 del suburbano. Este presupuesto incluye también la construcción de un nuevo vestíbulo para el metro y la mejora y acondicionamiento de los andenes de las líneas 1 y 3. Tampoco faltaron ayer referencias a los ex ministros de Fomento Francisco Álvarez Cascos y Magdalena Álvarez cuya gestión al frente de esta obra quisieron reconocer tanto el ministro como la presidenta y el alcalde. Ya al margen de lo político, esta obra no sólo ha acercado a las administraciones sino que también permitirá que desde hoy los vecinos de Aranjuez, Parla, Alcobendas y Colmenar Viejo vivan a 48, 29, 28 y 37 minutos en tren, respectivamente, del centro de la Comunidad. Un hito de la ingeniería La nueva infraestructura es, según resaltaron todos los representantes institucionales, un hito en la historia de la ingeniería española que los primeros viajeros pisan desde las 5:18 horas de hoy domingo. El primer tren en parar en Sol es un convoy de la línea C-4 que parte cada día a las 5:15 de Atocha con dirección a Alcobendas. Tras su puesta en marcha los usuarios de Cercanías están más cerca de las estaciones del AVE. En sólo siete minutos los viajeros podrán trasladarse de Chamartín al centro de Madrid y en diez, tres más, llegarán a Atocha a través del túnel entre estas dos estaciones que se puso en funcionamiento en julio del año pasado. El año que viene, cuando finalicen los trabajos para llevar el tren hasta la T-4 de Barajas, los usuarios podrán empezar su vuelo, según Zapatero, «en la plaza más emblemática de España». El nuevo vestíbulo tiene 4.000 metros cuadrados de superficie y una profundidad de 28 metros. Los viajeros pueden acceder hasta el andén, que está en un nivel inferior, a través de cuatro parejas de escaleras mecánicas y dos ascensores que conectan la zona de viajeros de la de los trenes. Restos arqueológicos Además de una comisaría de Policía que cuenta con espacio para cinco calabozos, la nueva instalación alberga también toda una representación de la historia de la ciudad con los restos de la Iglesia del Buen Suceso. Del, en palabras del presidente de Gobierno, «feliz imprevisto» que supuso su aparición -el hallazgo provocó la paralización del desarrollo de esta infraestructura durante diez meses- ahora queda una muestra tras unas grandes mamparas que permitirá a los viajeros disfrutar de su patrimonio arqueológico mientras se mueven por el subsuelo de la ciudad. Llevar a cabo esta obra ha costado 570 millones de euros de los que 155 se han destinado en exclusiva a las obras de la propia estación. Todo para que alrededor de 700.000 viajeros al día lleguen a través de la red ferroviaria al «Kilómetro 0». La inauguración se ha retrasado dos años pero hoy ya está todo listo para que el Cercanías atraviese la Puerta del Sol y comunique Atocha con el corazón de Madrid en tan sólo tres minutos. Ya lo dijo ayer Gallardón: «Bien está lo que bien acaba».
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