Athletic de Bilbao

Zapatones una margarita de Guinness y el pétalo Guti

La Razón
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Después de protagonizar «El silencio de los Zapatones» tras el partido que España jugó en Oviedo, nuestro seleccionador se quitó la mordaza esta semana y se fue de ronda por diferentes medios de comunicación. El míster, único y genuino en el cuerpo a cuerpo, algo habitual cuando está fresco de mente y limpio de problemas, terminó por abducir a la mayoría de contertulios que meses atrás pedían su cabeza, en ocasiones, con argumentos desagradables relacionados con su longevidad. Luis explicó que, por el bien de nuestro combinado y tras el pim pam pum al que fue sometido antes del encuentro, decidió callarse (para mí equivocadamente) antes de meter la pata por la calentura que aquello le provocó.

Los temas que siguieron en su nueva aparición mediática fueron un monográfico sobre Raúl, mejor dicho, sobre la ausencia de Raúl. A estas alturas, después de un año hablando de lo mismo y los seis meses que quedan de más de lo mismo hasta la Eurocopa, os puedo adelantar que España posee el récord Guinness de deshojar la margarita más grande del mundo. Raúl, sí, Raúl, no, Raúl, sí, Raúl, no... Le insistieron y reprocharon los del «sí» que había llevado al madridista en momentos peores y ahora que está «espectacular» no le llama. Luis respondió sin titubear que eso de que estaba «espectacular» sería su impresión, pero que él no le veía tan deslumbrante.

La rumorología apunta que los verdaderos motivos son varias desavenencias repetidas durante y después del Mundial en varias concentraciones, con algún encontronazo debido al exagerado poder que pretendía ejercer el «7» en la selección. Conociendo a Luis, no le veo pinchándose el flotador anteponiendo un problema particular a los beneficios de «La Roja», como ya demostró con Joaquín y su «despelote». Lo que sí podría haber cortado de raíz es el tamaño que adquirió el globo sin que creciesen la enorme margarita y los cientos de rumores y suspicacias. Y lo que se percibe futbolísticamente es que no lleva a Raúl porque le convence más la explosividad, dinamismo y rapidez que le aportan otros puntas.

Yo, mientras tanto, seguiré deshojando mi pequeña margarita en la que me sale «Sí a Guti» en la mayoría de los pétalos. Después de la filosofía de juego de nuestro combinado nacional, dándole total importancia al balón, en torneos de 21 días, con algún encuentro decisivo atrancado, el «14» blanco, con su sangre fría, pulso congelado y una precisión capaz de operar a una pulga de triada sin dejarle secuelas, son motivos suficientes para que aparezca con mayor asiduidad en la lista de peticiones de los medios al seleccionador, y que también le pregunten por la ausencia del rubio zurdo de Torrejón.