Zelaya refugiado en Nicaragua recibe el apoyo mundial para aislar a los golpistas

La comunidad internacional cerró ayer filas con Manuel Zelaya y exigió a los poderes públicos y a los militares que restituyan en su cargo al mandatario hondureño, refugiado en Nicaragua bajo el auspicio del sandinista Daniel Ortega. Tanto el presidente de EE UU, Barack Obama, como Naciones Unidas, que brindó a Zelaya la posibilidad de dirigirse a la Asamblea de la ONU, la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA) mostraron su preocupación por la situación y demandaron la restitución del orden constitucional, que mantendría en su cargo a Zelaya lo que le resta de mandato, hasta el 27 de enero, y pondría fin al primer golpe de Estado en Centroamérica en 16 años.

Zelaya, que fue sacado en pijama de su residencia a golpe de fusil, explicó ayer en Managua, donde participa en una cumbre urgente del bloque bolivariano al que se ha vinculado, que regresará a Tegucigalpa para tomar posesión de su cargo «en el momento oportuno». «Estoy vivo por la gracia de Dios», explicó durante la inauguración de esa cumbre extraordinaria del ALBA, flanqueado por los presidentes Hugo Chávez (Venezuela), Rafael Correa (Ecuador), Daniel Ortega (Nicaragua) y el canciller cubano, Bruno Rodríguez. «Hubo un momento en que las ráfagas de las metralletas de los 200 militares que invadieron mi casa con violencia y brutalidad eran muy fuertes», dijo. Zelaya contó cómo un grupo de militares encapuchados y protegidos con chalecos antibalas lo amenazaron. «Me decían: si no suelta el celular, le disparamos. Suelte el celular señor, y todos apuntando sobre mi cara y mi pecho», prosiguió.

Zelaya cuenta por ahora –pues ni EE UU ni país alguno de la UE han roto relaciones con el nuevo Gobierno hondureño– con un respaldo que no tuvieron otros líderes iberoamericanos como el ecuatoriano Lucio Gutiérrez, depuesto por el Congreso en 2005.

Mientras, el caudillo venezolano, máximo valedor de Zelaya, amenazó ayer con derrocar al nuevo presidente. «Si juramentan a Micheletti, o a Peleletti o Gafetti o a Goriletti, lo derrocaremos. Lo derrocaremos, así lo digo», advirtió. Chávez negó, además, haber enviado tropas a Honduras pese a que algunos medios hondureños afirmaron que hay «agitadores venezolanos en las calles».