Sucesos

14 años de cárcel para el profesor de religión islámica que abusó de cinco niñas durante una década

Umair Iqbal, condenado por 29 cargos de agresión sexual, utilizó su rol educativo y religioso para silenciar a sus víctimas y encubrir un patrón sistemático de abuso infantil en Manchester

Policia británica
Umair Iqbal, condenado por 29 cargos de agresión sexual, utilizó su rol educativo y religioso para silenciar a sus víctimas y encubrir un patrón sistemático de abuso infantil en ManchesterlarazonLa Razón

Umair Iqbal, de 38 años, ha sido condenado a 14 años de prisión por abusar sexualmente de cinco niñas musulmanas durante un periodo de diez años. El profesor, que impartía clases particulares de matemáticas y enseñanzas del Corán en Cheetham Hill, Manchester, fue declarado culpable de 29 de los 30 cargos de agresión sexual presentados en su contra.

El caso salió a la luz cuando una de las víctimas, con apenas 15 años, logró reunir el valor para denunciar los abusos sufridos desde los ocho años. Su testimonio desencadenó una investigación policial en octubre de 2020 que reveló un patrón sistemático de violencia sexual contra menores, todas ellas bajo la tutela educativa y religiosa de Iqbal.

Durante el juicio en el Tribunal de Justicia de Manchester, se expusieron detalles estremecedores sobre cómo el acusado manipuló a sus víctimas, aprovechando su posición de autoridad y la confianza depositada por las familias. Las niñas, de entre 8 y 18 años, fueron sometidas a abusos reiterados en un entorno que debía ser seguro y formativo.

La sentencia dictada por el Tribunal de Justicia de Manchester impone a Umair Iqbal 14 años de prisión, de los cuales deberá cumplir al menos 11 antes de poder optar a libertad condicional. Además, se le ha impuesto una orden de prevención de daños de por vida (Sexual Harm Prevention Order), que le prohíbe cualquier tipo de contacto con menores, tanto en entornos físicos como digitales, y le impide ejercer cualquier actividad profesional, voluntaria o educativa que lo sitúe en posición de autoridad frente a niños.

Esta orden también obliga a Iqbal a registrarse como delincuente sexual de por vida, lo que implica controles periódicos por parte de las autoridades y restricciones severas sobre su residencia, desplazamientos y acceso a tecnología. El juez del caso destacó la gravedad de los delitos, el abuso sistemático de poder y la duración prolongada de los hechos.