Historia
1640: Cuando Inglaterra conspiró para hundir la unión de España y Portugal
Londres alentó la revuelta portuguesa
Imaginemos lo que para Inglaterra supondría la unión, en un solo país, de Francia y Alemania. O para Estados Unidos la creación de un "súper estado" formado por China y Rusia. Pues algo parecido suponía para Londres, y para el resto de la Cristiandad, la unión en el siglo XVII de Portugal y España. Y por eso los diplomáticos británicos conspiraron hasta el final para impedir que portugueses y españoles unieran bajo una sola Corona sus tierras no solo a este lado del mar, sino, sobre todo, al otro lado del Atlántico.
Estamos en 1640. Portugal lleva 80 años a las órdenes de la Casa de Austria española en una unión dinástica bajo los reinados de Felipe II de España (Felipe I en Portugal, 1580-1598), Felipe III de España (Felipe II en Portugal, 1598-1621) y Felipe IV de España (Felipe III en Portugal, 1621-1640). La comunión de intereses comenzó después de la crisis de sucesión portuguesa y la Guerra de sucesión portuguesa y creó la mayor superpotencia jamás conocida, que abarcaba desde las Indias de América hasta el extremo oriente de Asia, incluyendo posesions en África y la India.
Pero todo se torció cuando a la monarquía española se le abrió un frente en el Mediterráneo con la revuelta catalana, que alentó a una facción de la casa real portuguesa a levantarse también contra los Habsburgo. Y ahí tuvo mucho que ver Londres, que aplicó el principio de "divide y vencerás" que tan buenos réditos le ha dado en otras partes del mundo.
Los enviados ingleses aprovecharon el descontento social por la petición de más impuestos para frenar la revuelta catalana para (en octubre de 1640) para relanzar la candidatura al trono de un rey de la caasa de Braganza, que en apenas dos meses logró dar el golpe de mano, expulsar a los partidarios de un debilitado Felipe IV y proclamarse nuevo rey bajo el nombre de Juan IV. Para España, hacer frente a la vez al flanco catalán y al flanco portugués muy demasiado. Conservó el primero pero perdió el segundo. Y tuvo que renunciar a ser la gran potencia con un solo país en la Península Ibérica.
Portugal y España, pueblos hermanos
Como sostiene el historiador Marcelo Gullo Omodeo, la sublevación del duque de Braganza estuvo impulsada en la sombra por los ingleses, que calentaron a las masas y proporcionaron al nuevo monarca todo el apoyo necesario. Y no tiene tan claro que la revuelta respondiera a un deseo del pueblo, sino más bien todo lo contrario: Portugal y España eran pueblos hermanos, y pudieron haberlo sido mucho más tiempo.
"La elite portuguesa falsificó la historia de Portugal, borrando del relato histórico el hecho de que Portugal y Castilla eran hermanos gemelos nacidos del mismo vientre, y al hacer aparecer a los castellanos como los enmigos históricos del pueblo lusitano, trataron de quitar del corazón del pueblo portugués la idea de la reunificación de la Península Ibérica", explica el historiador en su libro "Madre Patria".
Sin las conspiraciones en la sombra de Inglaterra (a partir de entonces fiel aliado de Portugal) la historia de España quizás habría sido muy distinta.
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