Política

Nicolás Maduro

Asfixiar al régimen cubano para acabar con Maduro

Cuban Communist Party leader and former President Raul Castro and Venezuelan President Nicolas Maduro take part in a solidarity conference in Havana
Nicolás Maduro con Rául Castro en La HabanaMIRAFLORES PALACEvia REUTERS

Durante toda la crisis política de 2019 en Venezuela han existido dos agendas que han corrido de manera paralela: la doméstica y la internacional. En las últimas semanas, y ante la sensación de un tema que parece agotado, de un tema que no termina de encontrar salida, el gobierno legítimo de Venezuela insiste en la misma estrategia pero con otras tácticas.

El fin no ha cambiado y de hecho se discute en la Asamblea Nacional: conseguir las condiciones idóneas para unas elecciones libres. Paralelamente lo internacional. Por un lado, se busca ahogar financieramente al régimen de Nicolás Maduro y, por otro, se pretende perseguir a todos aquellos sospechosos de pertenecer a las mafias de corrupción, lavado de dinero y narcotráfico del chavismo. Sin dinero, Maduro no puede gobernar; sin dinero, el sucesor de Hugo Chávez no tiene la capacidad de fidelizar a todos aquellos que por conveniencia lo siguen manteniendo en el poder.

Julio Borges, actual ministro de Exteriores del presidente legítimo, Juan Guaidó, ha emprendido junto a un grupo de políticos exiliados una agenda enfocada en cercar a la dictadura de Caracas. Lo ha hecho llamando la atención de senadores y congresistas estadounidenses y de ambos partidos políticos: demócratas y republicanos: «Hemos venido con un catálogo de opciones que se pueden ejecutar, hemos tenido buena receptividad, no sabemos cuáles se van a ejecutar, pero estamos viendo pasos adicionales que son importantes, muy sensibles y que van a hacer mucho daño a la dictadura», afirmó Borges, días atrás.

Uno de los puntos neurálgicos y de interés para un grupo importante de políticos norteamericanos es Cuba. Hay un reconocimiento de que gran parte del problema sigue radicando en la dictadura comunista de la isla. Por tanto, endureciendo las sanciones en contra del régimen cubano, se intenta generar fisuras en lo político y en lo militar. Eso, inevitablemente, afectaría las lealtades y la sinergia de Venezuela con Díaz-Canel, presidente cubano y algunos súbditos. Pondría en jaque a toda la cadena de mando.

Por todo esto, la vía armada y militar parece descartada desde el gobierno de Guaidó. Agregó Borges en otra declaración: «Este proceso tiene que ser irreversible, la presión ha funcionado, tiene que haber más presión y estos procesos el día menos pensado se quiebra y la dictadura se desploma. Lo que hay que tener es la persistencia de que este es el camino y la certeza de seguir presionando hasta sacar a Maduro del poder».

Según la institución Cáritas de Venezuela, nunca se habían registrado tantos casos de depresión e intento de suicidio en el país como ahora. La situación interna es realmente dramática, inexplicable. En este sentido, esa persistencia de la que habla Borges deberá incrementarse en los ritmos, traducirse en tiempos más acelerados. A Venezuela se le agotó la paciencia. Es un país que se encuentra en vela a la espera de un milagro. Veremos entonces si apostar al quiebre del chavismo resulta efectivo.