Política

Hong Kong

Un ex trabajador del consulado británico en Hong Kong denuncia torturas de la policía secreta china

Simon Cheng revela que fue privado de sueño y encadenado para obligarlo a delatar a los activistas prodemocráticos

Hong Kong Secretary for Justice Teresa Cheng speaks during a news conference at the Chinese Embassy in London
Teresa Cheng, la secretaria de Justicia de Hong Kong, no tiene constancia de las torturas al ex empleado del consulado británicoSIMON DAWSONReuters

Simon Cheng, un antiguo empleado del consulado británico en Hong Kong, ha revelado que la policía secreta china le agredió, le privó del sueño y le encadenó en un intento de presionarle para obtener información sobre los líderes activistas de las protestas pro democracia.

Hong Kong, que fue devuelto a China por Reino Unido en 1997, ha sido protagonista de protestas violentas y manifestaciones en masa, causándole la mayor crisis a Pekín desde las protestas de la Plaza de Tiananmen en 1989.

Cheng, un ciudadano hongkonés que trabajó para el Gobierno británico durante casi dos años dijo que fue torturado mientras estuvo detenido 15 días cuando regresaba de un viaje a China occidental en agosto. El ex empleado británico se desempeñaba como oficial de comercio e inversiones para el consulado británico, según ha comentado en el "Wall Street Journal". En esta declaración confirmó que el consulado le encargó recopilar información sobre el estado de las protestas, lo que incluía unirse a foros en las redes y hablar con los manifestantes. En el momento de su arresto, sus amigos temieron que la detención de Cheng pudiese estar relacionada con las protestas, señalando que había compartido imágenes prodemocráticas en las redes sociales y había expresado su apoyo al movimiento de protestas en curso.

Pekín confirmó que Cheng había sido detenido administrativamente por violar la Ley de Castigo de la Administración de Seguridad de China, que cubre una serie de actos delictivos, demasiado leves como para llegar a considerarlos delitos. La ley se usa a menudo como una medida preliminar que permite a la Policía investigar a un sospechoso antes de decidir si se procesará o no. En acusaciones que podrían echar más leña al fuego de las protestas en Hong Kong y reforzar los temores de muchos en la ciudad, Simon afirmó que la Policía china le confesó que varios grupos de hongkoneses habían sido capturados, entregados y detenidos en la China continental.

En una redacción escrita de 8.000 palabras donde describe sus experiencias, cuenta cómo vivió una auténtica pesadilla de repetidos abusos físicos, amenazas e interrogatorios sobre las intromisiones británicas en las protestas. En un extracto de la redacción cuenta como, intimidado por la policía secreta, se le fue proporcionada una extraña lectura sobre el astrónomo Nicolás Copérnico cuya impopularidad en el siglo XVI era usada para justificar el argumento de que China no estaba preparada para la democracia.

Mientras estaba detenido, Cheng dijo que fue transportado en una camioneta a otro sitio, donde fue golpeado y forzado.“Estuve colgado, esposado y encadenado, además de tener los ojos vendados y estar con los brazos lo más extendido posible durante horas”, dijo Cheng en una publicación en su Facebook. “A veces, me mandaban hacer test de estrés, que incluían exigentes ejercicios de fuerza, como las sentadillas, durante interminables horas. Me golpeaban cada vez que fallaba usando algo parecido a bastones afilados”. Cheng ha revelado que fue interrogado por la policía secreta china en varias ocasiones para intentar averiguar el rol que tenía Reino Unido en las protestas en Hong Kong, incluyendo el suyo propio y el de sus amigos.

El ex empleado británico fue forzado a entregar por escrito confesiones por traicionar a la “madre patria”, una declaración de disculpa y una confesión. Además ha señalado que durante uno de los interrogatorios les mostraron fotografías y se le invitó a escribir el nombre y el papel de todo aquel que conocía y formaba parte del movimiento de protestas. Por otro lado, se le ordenó cantar el himno nacional chino, mientras que era grabado. Además se le dijo que si hablaba de sus experiencias en entrevistas expresaba algo que no estuviese relacionado con que había sido detenido por “solicitar prostitución”, sería expulsado enérgicamente de Hong Kong para ser devuelto a China continental.

El ex empleado británico fue acusado, de ser un espía, y cuestionado extensamente sobre los líderes de las protestas y sus conexiones con el London School of Economics. En otra ocasión, relata la proposición que le hicieron los chinos, trabajar para la “madre patria” china. “Fui sospechoso de ser cerebro y representante británico que incitaba y organizaba las protestas en Hong Kong”, declaró Cheng.

En un comunicado oficial, Reino Unido declaró que Cheng había sido tratado de una manera vergonzosa. “Simon Cheng era un miembro muy valioso de nuestro equipo. Nosotros nos horrorizamos y estuvimos en shock cuando supimos del menosprecio que sufrió mientras que estuvo detenido por China, lo que para nosotros equivale a tortura”, añadió Dominic Raab, secretario de Asuntos Exteriores. “Yo convoqué al embajador chino para expresarle nuestra indignación por el brutal y vergonzoso tratamiento que recibió Simon en violación de las obligaciones internacionales de China”, dijo Raab, añadiendo posteriormente que no había recibido ninguna respuesta por parte del Gobierno chino.

En consecuencia de estas declaraciones, el portavoz del ministro de Relaciones Exteriores de China, Geng Shuang, dijo en una conferencia de prensa el miércoles que el Departamento de Seguridad Pública chino "garantizó todos sus derechos e intereses de acuerdo con la ley". De hecho, llegó a decir que el propio Cheng había realizado una confesión completa acerca de sus acciones ilegales.

La secretaria de Justicia de Hong Kong, Teresa Cheng, señaló que no tenía constancia de la acusación de tortura y que Cheng debería reportar este problema a las autoridades chinas. El ex empleado, quien dijo que apoyaba el movimiento pro democracia de Hong Kong, comentó que no optaría por la vía judicial para responder a tales acusaciones, ya que no tiene fe en el sistema legal chino. La secretaria de justicia hongkonesa se expresó manifestando “prefiero mantener mi opinión hasta que tenga la oportunidad de recolectar y analizar la información que podría tener”, declaró Teresa Cheng, quien solo comparte apellido con el ex trabajador del consulado.

Hong Kong fue entregado a China por el ex gobernador de la colonia británica en 1997, pero para ser precisos disfruta de una autonomía bajo la fórmula “un país, dos sistemas”. Por su parte, el embajador chino en Londres, Liu Xiaoming, acusó el lunes a países extranjeros, incluidos Estados Unidos y Reino Unido de interferir en los asuntos internos de China y tomar influencia en las protestas de Hong Kong a través de las masas.

Para finalizar su confesión terminó añadiendo que “no me rendiré en la lucha por los derechos humanos, la paz, la libertad y la democracia el resto de mi vida, sin importarme el peligro, la discriminación y las represalias. Me enfrentaré, y no me importa cómo de manchada quede mi reputación, sin importarme tampoco si mi futuro estuviera en la lista negra, etiquetado y arruinado”, declaró Cheng, al "Wall Street Journal".