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Israel

Netanyahu se niega a dimitir tras ser imputado por corrupción

Cuando el año pasado la policía recomendó imputar a Netanyahu en tres casos judiciales separados, el primer ministro israelí se apresuró en declarar que “no ocurrirá nada, porque de hecho no hay nada”.

FILE PHOTO: Israeli Prime Minister Benjamin Netanyahu looks at his watch before delivering a statement at the Knesset, Israel's parliament, in Jerusalem
El primer ministro de Israel mira su reloj antes de una comparecencia en el parlamento israelí. REUTERS/Amir Cohen/File PhotoAMIR COHENReuters

Esta tarde, en una comparecencia histórica en Jerusalén que marcará un antes y un después, el asesor letrado del gobierno Avichai Mandelblit –que sirvió como secretario de gabinete del premier, quien le nombró en su actual cargó en 2016-, formalizó las acusaciones contra el líder más longevo de la historia de Israel por corrupción, fraude y abuso de confianza. De este modo, el líder del Likudse convirtió en el primer líder de Israel en el cargo que afronta un proceso judicial por corruptelas. Su predecesor, Ehud Olmert, también fue acusado y encarcelado, pero se sentó en el banquillo tras dejar la política.

Pasados tres años y medio de investigaciones e intensos debates judiciales, el estado inculpa formalmente a su primer ministro. Tras un intenso octubre con audiencias previas en que los abogados de Netanyahu intentaron todas las vías para evitar la inculpación, Mandelblit finalmente tomó una decisión que dinamita todavía más la ya de por si convulsa situación política israelí, inmersa en un bloqueo político absoluto que conducirá al país a una tercera repetición electoral, tras el fracaso de Benny Gantz del pasado miércoles, cuando expiró su periodo para intentar formar una coalición de gobierno alternativa a la del actual primer ministro en funciones.

Con rostro serio y voz solemne, Mandelblit declaró ante la prensa que “es un día difícil y triste. Decidí inculpar en las tres causas al primer ministro. Netanyahu sobrepasó sus derechos. Tuve la suerte de trabajar con él en el pasado, y tomé la decisión con tristeza, con el corazón roto, desde un sentimiento de compromiso con el cumplimiento de la ley y el interés del público”. El fiscal letrado del gobierno aclaró que “no es un tema de izquierda o derecha, sino una obligación de la justicia. Vivimos en un país donde nadie está por encima de la ley. Es un día duro, pero también importante”.

También exigió dejar atrás los mensajes de incitación contra el sistema judicial. “Es un valor del país, y seguirá actuando en favor del interés público. El proceso ha sido serio y con garantías, actuamos del modo más profesional en favor del público”.

El líder derechista cargó con dureza contra el veredicto. “Di mi vida por el país, fui herido, y luché a nivel internacional para convertirlo en potencia internacional. Estoy muy orgulloso de nuestros logros. Pero debo reconocer que es un día muy duro. Confío en el sistema judicial, pero creo que hay que ser ignorante para no percibir que algo falla en los investigadores policiales y en los fiscales. Se trata de un intento de golpe de estado contra mí, de un proceso sucio.”

Y añadió: “este proceso está influenciado por intereses externos, que pretenden derribar un gobierno de la derecha, liderado por mis enemigos en la izquierda y la prensa. No han buscado la verdad, buscaron acusarme. Hay una ley para mí, y otra para el resto.”

En el documento con los detalles de la acusación, se especifica que Netanyahu es acusado de fraude, corrupción y abuso de confianza en el caso 4.000 -el más duro de los tres-, y fraude y abuso de confianza en los casos 1.000 y 2.000. Según especificó el asesor letrado al inicio del documento, el primer ministro “dañó la imagen de los servidores públicos y la confianza del público en ellos”.

CASOS ABIERTOS CONTRA NETANYAHU

En el caso 1.000 se acusa al líder del Likud de recibir regalos y beneficios –incluidos puros y champán de lujo- de billonarios de la industria del cine en Hollywood. En total, el primer ministro recibió beneficios por valor de más de 180.000 euros, y sus acciones supusieron un “severo conflicto de intereses”.

En el 2.000, las acusaciones giran en torno a los tratos de Netanyahu con el editor del tabloide Yediot Aharonot, Arnon Mozes, con quien intentó llegar a un pacto para debilitar a su principal competidor, el gratuito y descaradamente progubernamental “Israel Hayom”, a cambio de una cobertura más favorable. “Ambos implicados reconocieron que el otro tiene la habilidad de promover sus interés”, señaló Mandelblit, refiriéndose a las conversas grabadas durante el periodo preelectoral de 2015.

En el caso 4.000, Netanyahu es acusado de promover regulaciones favorables a Shaul Elovitch, director del gigante de telecomunicaciones Bezek, también a cambio de una cobertura menos crítica en el digital de su propiedad, el popular Walla News. Según el informe, Elovitch recibió beneficios por valor de casi 500 millones de euros entre los años 2012 y 2017 gracias a los tratos de favor. A cambio, Walla News “publicó sus mensajes políticos” del modo que le convenía, así como constantes fotos favorables de Netanyahu y su mujer Sara.

Desde las filas de Azul y Blanco, Benny Gantz rescató las propias afirmaciones de Netanyahu contra Olmert, cuando dijo que “un primer ministro que está hasta el cuello de acusaciones de corrupción no tiene la legitimidad moral de tomar decisiones cruciales para el estado de Israel”.

CONSECUENCIAS LEGALES

Una de las grandes incógnitas giraba entorno a la posibilidad de que Netanyahu, que todavía ocupa la residencia de la calle Balfour y que podría ser nuevamente el candidato del Likud en la previsible tercera repetición electoral, pudiera impulsar una ley de inmunidad ante lo que considera como una “persecución”. A priori, la ley israelí solo exige la renuncia de un primer ministro en caso de ser finalmente culpado por los cargos, mientras que los ministros si son obligados a renunciar en caso de inculpación.

Pero según reportes en la prensa hebrea, el fiscal del estado Shai Nitzan estaría comentando a puerta cerrada que el premier no será apto para formar una coalición de gobierno por las causas que le inculpan. No obstante, todavía no hay una decisión definitiva al respecto, ya que la ley vigente no aclara esta insólita situación legal.

Netanyahu pretende promover la ansiada ley de inmunidad en la Knesset, pero al no haberse alcanzado un acuerdo de coalición para esta 22ª legislatura, no está establecido tampoco el comité necesario para debatir la propuesta. Ya que con casi total seguridad en los próximos 19 días restantes no se logrará formar gobierno y los israelíes volverán a votar en marzo, es incierto cuando se podrá debatir la medida. Por otra parte, el veredicto sobre la culpabilidad o no del líder del Likud puede demorarse por lo menos 7 meses.

Ehud Olmert, quien fue el primer líder israelí encerrado en la cárcel, renunció al cargo en 2008 cuando se abrió la investigación contra él, incluso antes de que se publicara la intención de inculparle.

Además, a Netanyahu se le abre ahora otro frente: la guerra interna por el control del Likud. Su “enemigo” Gideon Sa’ar, con quien mantuvo una crítica relación en los últimos años, ya habría anunciado su intención de competir contra el actual dirigente en caso de convocarse primarias del partido para decidir quién será cabeza de lista en las elecciones.

Para un desesperado Netanyahu, lo necesario es ahora “investigar a los investigadores y a la fiscalía general que cocinaron estos casos infectados”