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Elecciones en Reino Unido

El ganador: El hombre con una sola misión

El líder “tory” quiere pasar a la historia como el “premier” que sacó a Reino Unido de la UE

El "premier" Boris Johnson visita un fábrica de papel en Gales/AP
El "premier" Boris Johnson visita un fábrica de papel en Gales/APBen StansallAP

¿Quién es Boris Johnson? El político inglés, actual primer ministro de Reino Unido ha creado un personaje singular en torno a su figura. Para muchos, es un profesional del espectáculo y un inconformista natural que vio colmada su ambición hace algunos meses, al fijar su residencia en el número 10 de Downing Street.

Su carrera política está llena de altibajos. Conocido por su familia y amigos por su verdadero nombre, Alexander, Johnson se convirtió en Boris. Creó una especie de marca comercial para un político reconocible al instante.

Alexander Boris de Pfeffel Johnson, Al, para su familia, tiene garantizada una referencia en los manuales de Historia, algo que difícilmente incomodará a quien de niño aspiraba a ser “rey del mundo”. Tan pronto como descubrió que lo más parecido era ser primer ministro británico, fijó la puerta del Número 10 como destino final de un viaje en el que cada decisión ha supuesto el preludio para seguir los pasos de su ídolo político, Winston Churchill.

Tras haber experimentado en la infancia 32 mudanzas en 14 años, por las responsabilidades profesionales y académicas de su padre, sufrió la época más complicada de su vida, de la que apenas habla. Su familia, que por entonces residía en Bruselas, se vio sacudida por la enfermedad mental de la madre, con quien el ahora 'premier', el mayor de cuatro hermanos, se hallaba especialmente unido.

Fue la ambición que el patriarca había instilado en su prole, a la que quería convertir en una dinastía política y periodística, la que llevó al primogénito a sobreponerse y, ya en la universidad, en la que coincidió, entre otros, con David Cameron, dejó patente que la ortodoxia no era para él. Se licenció en Estudios Clásicos y, aunque sin Matrícula de Honor, algo que aún lamenta hoy en día, nunca pierde la oportunidad de demostrar su erudición, tanto en sus discursos públicos, como en los numerosos libros que ha publicado, entre los que figuran biografías de Churchill e, incluso, una novela.

Comenzó en el periodismo, pero fue despedido de un empleo por inventarse citas. Se hizo un nombre en Bruselas, donde sus artículos euroescépticos y su estilo extravagante parecían exagerar los llamados euromitos.

Cuando dio el paso a la política, su figura era ya muy conocida por los ciudadanos. Fue cesado como ministro del llamado 'gabinete en la sombra' por mentir sobre un asunto extramatrimonial; algo que pondría fin a la carrera de muchos políticos.

Aun así, Boris Johnson, logró recuperarse. Acumuló dos mandatos como alcalde de Londres, tras ganar como conservador en una ciudad con fuertes inclinaciones laboristas. Ocupaba la alcaldía cuando la ciudad albergó los Juegos Olímpicos en 2012.

Regresó a la política nacional y se convirtió en la imagen de la campaña del Brexit.

Como prueba, pese a sus extravagancias y cuestionable verborrea, fue responsable de la reputada diplomacia británica durante dos años, una responsabilidad que le otorgaría Theresa May, apenas dos semanas después de haber truncado su inicial asalto al liderazgo, que decidió abortar tras la entrada en la contienda de otro gran peso pesado de 'Vote Leave', Michael Gove. La puñalada quedó en el olvido y hoy Gove tiene un puesto preeminente en el Ejecutivo.

Quien sufriría la traición de Johnson sería la, hasta julio, primera ministra, tras su dimisión como titular de Exteriores en julio de 2018, por lo que describió como su incapacidad de aceptar la propuesta de Brexit planteada por May. Analizada con perspectiva, su marcha parece parte de una calculada maniobra que incluiría rechazar hasta dos veces el acuerdo de divorcio en el Parlamento, para ampararlo a la tercera, tras el compromiso de la mandataria de abandonar la residencia oficial si los diputados aprobaban el plan.

La ironía del destino ha querido que, una vez en el Número 10, sufriese personalmente la misma dolencia que había provocado la caída de su sucesora y que haya buscado la misma cura, un adelanto electoral. A su favor, ‘Boris’, como lo llama directamente gran parte de la ciudadanía, puede emplear los errores de May como pauta de qué no hacer en campaña.

Su estancia al frente del Gobierno ha sido complicada. Ha llevado a su partido más a la derecha, ha provocado deserciones y luchas internas. Su mayor éxito ha sido conseguir un nuevo acuerdo del Brexit con la UE. Algo que el bloque comunitario veía antes como inalcanzable.

Boris Johson quería y, al mismo tiempo, no quería unas nuevas elecciones pero estaba dispuesto a combatir. Ahora puede colocarse a la altura de su admirado Churchill y pasar a la historia como el primer ministro que sacó a Reino Unido de la Unión Europea.