Internacional

El misterio de la tumba de “el carnicero de Praga”

Alguien intentó profanar la tumba del líder nazi Reinhard Heydrich, cerebro de la Solución Final contra los judíos

Tumba profanada de Reinahrd Heydrich
Tumba profanada de Reinahrd HeydrichlarazonLa Razón

Reinhard Heydrich fue uno de los nazis más sanguinarios. Su cercanía a Hitler, llegando incluso a barajarse la opción de que éste sustituyera al Fuhrer cuando acabase la Segunda Guerra Mundial, le ganó el apodo de “corazón de hierro”. Murió como consecuencia de unas heridas durante un atentado en 1942 en Praga. Enterrado con honores y olvidado tras borrar la lápida para evitar honores. Este mes alguien encontró y profanó su tumba sin llevarse nada.

El misterio de la tumba de “el carnicero de Praga”
El misterio de la tumba de “el carnicero de Praga”larazon

Este solo es un hito más en la historia de uno de los militares más sangrientos de la Alemania nazi. Reinhard Heydrich, integrante de las SS, consiguió ganarse la confianza de los altos mandos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial a base de dedicarse en cuerpo y alma a las labores más siniestras y crueles. Empezó a escalar en los puestos del Tercer Reich dirigiendo las fuerzas de seguridad de las SS, la Gestapo y la SD (Sicherheitsdienst, agencia de inteligencia de las SS y el partido nazi). Más tarde, cuando ya se había ganado la confianza de Adolf Hitler (este le puso el sobrenombre de “el hombre con el corazón de Hierro”), formó parte de dos de los capítulos más oscuros de la historia de Alemania: la Noche de los Cuchillos Largos (Heydrich fue el responsable del asesinato del General Strasser) y La Noche de los Cristales Rotos (Kristallnacht).

También se le recordará por haber dirigido la Conferencia de Wansee el 20 de enero de 1942 y en la que se adoptó la puesta en marcha de la Solución Final. Creó un grupo de comandos especiales nazis llamados Einsatzgruppen, responsables de la matanza de un millón de personas. Con este currículo, cuando Checoslovaquia se convirtió en molesta para Hitler, fue Heydrich el encargado de poner orden. Llegó como Reichsprotektor de Bohemia y Moravia, y con una implacable mano dura persiguió a la resistencia, organizó asesinatos y torturas que le valieron varios alias, a cada cual más amable: El verdugo, la Bestia Rubia, el Genio Malvado de Himmler, y por supuesto, el carnicero de Praga. Como estrategia impecable, también ayudó económicamente a la población, lo que le granjeó simpatías entre los habitantes de Checoslovaquia. Esto irritó a los expatriados en Londres y al propio gobierno británico al mando de Winston Churchill, que idearon la “Operación Antropoide”, que consistía en atentar contra el carnicero de Praga en uno de sus paseos matutinos en su mercedes descapotable.

El 27 de mayo de 1943, domingo, Reinhard Heydrich salió a pasear en su coche sin escolta y con el vehículo descapotado porque dicen, que se creía invencible. Todo estaba planeado para ese día. Tras seis meses de planificación, dos checos expatriados estaban infiltrados en Praga y se apostaron en una curva donde el chófer del líder nazi debía aminorar la marcha. Pero algo salió mal, la pistola se encasquilló, y Heydrich se levantó e intentó responder al ataque, pero un explosivo en el coche confundió toda la escena y frustró el asesinato, porque sobrevivió. Pero se puede decir que su nazismo le causó la muerte. Tras el atentado, Heydrich estaba herido: costillas fracturadas, esquirlas de la explosión y el diafragma perforado. Además, las heridas se habían infectado cuando el pelo de caballo del interior de los asientos del mercedes se le había metido en ellas.

Así quedó el coche de Reinahrd Heydrich
Así quedó el coche de Reinahrd HeydrichlarazonLa Razón

El 4 de junio de ese año el carnicero de Praga moría en esa misma ciudad por septicemia y fue enterrado en el cementerio Invalidenfriedhof, uno de los más antiguos de Berlín. Y de allí han pretendido sacarle este mes. Nadie sabe aún si la presencia del vigilante, que alertó a la policía, fue el causante de que no se llevaran nada. Lo que está claro es que conocían la identidad de la lápida por más que los aliados borraran toda inscripción de muertos nazis tras ganar la Segunda Guerra Mundial.