Emmanuel Macron

La huelga francesa en contra de la reforma de las pensiones bate récords

Una nueva jornada de paro en los transportes termina en una protesta frente a la sede del partido de Gobierno en París. Los sindicatos mantienen el pulso a Macron en 2020

National strike in France
Gente esperando junto a la estación de Saint Lazare en París durante la huelga por la reforma de las pensionesChristophe Petit TessonEFE

Corría el año 1995, tras tres semanas de huelga, el primer ministro Alain Juppé daba su brazo a torcer ante la presión en la calle y retiraba finalmente su proyecto de reforma de las pensiones. Un cuarto de siglo después, la repetición de aquel escenario es el objetivo para los sindicatos, que acaban de batir aquel récord de movilización. La huelga ininterrumpida de transportes terrestres se adentra en su cuarta semana en Francia y a diferencia del año 95, no parece que una solución se vislumbre a corto plazo y la perspectiva de un mes de enero explosivo con el que nadie contaba, ya no tiene aspecto de probable sino de real.

La cuesta de enero se presenta más empinada que nunca para los millones de trabajadores que tienen que volver a ingeniárselas cada mañana para acudir a sus trabajos mientras el pulso entre Ejecutivo y sindicatos continúe. Una nueva jornada de paros en los servicios de trenes y transporte público en París terminó en una protesta no autorizada frente a la sede del partido de gobierno. La Policía uso gases lacrimógenos para disolver a los manifestantes y arrestó a tres personas.

De momento, no parece que el discípulo de Juppé, el actual ministro Edouard Philippe, vaya a seguir los pasos de su mentor. Philippe traslada con cuentagotas las concesiones con las que Macron intenta desactivar la explosiva situación que hay en la calle y que de momento, y a juzgar por los sondeos de opinión, no presenta tanta erosión para los sindicatos como el Gobierno calculó.

Con las encuestas en la mano, y sabiendo que buena parte de los ciudadanos respaldan la movilización, no parece tampoco que los sindicatos vayan a dar su brazo a torcer. El próximo encuentro entre ambas partes está fijado para el próximo 7 de enero, dos días antes de la siguiente jornada de movilización nacional convocada, la cuarta ya, para el próximo 9 de enero.

Por su parte, los planes del Gobierno continúan inamovibles y el Ejecutivo galo pretende presentar el 22 de enero en Consejo de Ministros el proyecto de reforma que pretende unificar en un sistema único por puntos los hasta ahora 42 regímenes especiales. Los portavoces oficiales y oficiosos del Gobierno de la República en Marcha no han descansado en Navidades y continúan esforzándose por transmitir el mensaje de que la reforma pretende un sistema más justo y con menos privilegios para algunos colectivos.

Una propuesta que era compartida en principio por una buena parte de la opinión pública, pero la idea de acompañarla de una prolongación de la edad de jubilación para cobrar la pensión completa a 64 años introduciendo un sistema de incentivos y penalizaciones ha sido la gasolina que ha mantenido bien engrasada y con apoyos la movilización en la calle. Este punto le hizo perder al Gobierno el apoyo del sindicato reformista mayoritario CFDT.

Ahora, el Gobierno de Philippe se muestra dispuesto a «hacer mejoras» en la reforma para recuperar los apoyos perdidos. No parece que esto pueda realizarse si al menos no transige en eliminar esa llamada «edad pivote» de 64 años. Si el Ejecutivo sigue adelante con sus planes a la fuerza, el proyecto llegaría a la Asamblea Nacional en febrero y podría ser aprobado el próximo verano gracias a la mayoría macronista de la cámara. Todo esto si Francia no se ha incendiado definitivamente antes.