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Pekín relanza la amenaza de anexión de Taiwán

El triunfo de Tsai irrita a China, que advierte de que se reserva el uso de la fuerza ante cualquier «provocación» de la presidenta reelegida

Como una bofetada en la cara. Así es como han sentado en China los resultados de las elecciones de Taiwán del pasado sábado, en las que la progresista y actual presidenta, Tsai Ing Wen, consiguió una aplastante victoria frente al candidato más afín a Pekín, Han Kuo Yu, del Kuomintang (KMT). Desde que se conociera el desenlace, los medios de la China continental han puesto las imprentas a trabajar a todo trapo para dejar bien claro que la reelección de esta abogada no hará mella en sus firmes intenciones de reunificar ambos territorios, al tiempo que han advertido de que se trata de un asunto nacional en el que otros países no deberían entrometerse.

La clave para lograr su ansiado objetivo pasará por mantener «los principios básicos de ‘reunificación pacífica’ y ‘un país, dos sistemas’ y el principio de una China para salvaguardar la soberanía nacional y la integridad territorial», aseguró Ma Xiaoguang, portavoz de la Oficina de Trabajo de Taiwán del Comité Central del Partido Comunista de China. Hasta aquí, nada fuera de lo esperado, con análisis de diversos expertos advirtiendo de que, sin duda alguna, la situación actual aumentará la tensión entre ambos lados del estrecho de Formosa. Eso sí, también apuntan a que China no recurrirá a medidas drásticas debido a las graves consecuencias que podría acarrear un enfrentamiento de este tipo en la región.

Sin embargo, la vía pacífica siempre podría quedar dinamitada si Taiwán tomara otros derroteros como una declaración de independencia. «Nos oponemos decididamente a los intentos y actos separatistas que busquen la ‘independencia de Taiwán’ en cualquier forma», agregó Ma. Las autoridades chinas son conscientes de que la líder del soberanista Partido Democrático Progresista (PDP) consiguió pasar la reválida al aglutinar a votantes de otras formaciones políticas en torno a la idea de soberanía y de defensa de la democracia taiwanesa frente a la China continental; y al rechazo a la controvertida fórmula propuesta por Pekín para la isla de «un país, dos sistemas» que rige en Hong Kong, donde las imágenes de los violentos enfrentamientos que se suceden desde hace meses se han quedado grabadas en la retina de los taiwaneses.

La «probabilidad de una guerra es pequeña, pero aún posible», afirmó Ray Wang, profesor de la Universidad Nacional taiwanesa de Chengchi, en un foro celebrado ayer en Taipei para analizar el resultado de los comicios y su posible impacto en las relaciones entre ambos países. En esa línea se pronunció –en uno de sus ya tan habituales vídeos editoriales– Hu Xijin, editor jefe del «Global Times» –altavoz del PCCh–. Según dijo, «evitar la secesión de Taiwán es la voluntad absoluta de los 1.400 millones de chinos y no importan las medidas que deban tomarse al respecto». Asimismo, insistió en la idea de que Taiwán es un asunto de China y terceras naciones no deberían entrometerse. Sobre todo, Estados Unidos, con quien China mantiene varios frentes abiertos. «EE UU no debería considerar la opinión pública de la sociedad taiwanesa sin tener en cuenta la opinión pública del continente. Si Washington apoya que Tsai lleve a cabo algún movimiento provocador, tendrán que acarrear con las consecuencias», indicó.

Advertencias aparte, las opciones más factibles de China en este sentido para aumentar la presión tras las elecciones pasan por intensificar los ejercicios militares en los alrededores de la isla, como ya hiciera antes de los comicios cuando navegó con su portaaviones por el Estrecho de Taiwán; o robarle alguno de los 15 aliados diplomáticos que le quedan a Taipéi. De una u otra forma, solo el tiempo mostrará qué vía decide tomar Pekín, si continúa con la táctica del palo y la zanahoria o se inclina por la vía militar.