Acuerdo nuclear con Irán

¿Cuánto tardaría Irán en desarrollar la bomba nuclear?

Los expertos consultados por LA RAZÓN aseguran que Teherán podría disponer de uranio enriquecido al 90% en un plazo de uno a dos años si abandonara el pacto nuclear

Iran's uranium enrichment works with no limits
El presidente iraní Rohani supervisa una instalación nuclear en TehránIRANIAN PRESIDENCY OFFICE HANDOUEFE

El riesgo de que Irán retome el desarrollo de su programa nuclear con la posibilidad de ser usado con fines militares está de nuevo más presente que nunca desde la firma del pacto de 2015 impulsado por Obama con Irán y otros cinco países. El presidente Hasan Rohani ha anunciado este jueves que Teherán ya está enriqueciendo más uranio que antes de la firma del histórico acuerdo, del que Estados Unidos se descolgó en 2018, abriendo una grave crisis en Oriente Medio.

De momento, Teherán ha manifestado su compromiso de seguir dentro del acuerdo. La misma intención ha sido expresada por los países de la Unión Europea, así como Rusia y China. Pero desde mayo del año pasado ha venido anunciando que aumentaría sus niveles de enriquecimiento de uranio a 4,5%. Nadie descarta que Irán dé el temido paso y rompa de lleno sus compromisos nucleares, sobre todo si observa que Washington no se mueve y mantiene las sanciones económicas que están asfixiando de nuevo al país. La puerta para convertirse en una potencia nuclear, cerrada en 2015, está ahora entreabierta. ¿Qué pasos tendría que dar Teherán para llegar a ese punto? ¿Cuánto tiempo le llevaría al régimen de los ayatolas reactivar el proceso para desarrollar un arma nuclear?

Los tres componentes de un arsenal nuclear

Richard Weitz, investigador principal y director del Centro de Análisis Político-Militar del Hudson Institute, explica a LA RAZÓN que el proceso no sería inmediato. “Un país necesita tres componentes para tener un arsenal nuclear en funcionamiento: material fisionable adecuado, una ojiva capaz de llevar un carga de explosivos nucleares en dirección a un objetivo, y un medio para dirigir la ojiva al objetivo”.

En consecuencia, según este experto, “si Irán abandonara el pacto, necesitaría entre uno y dos años para enriquecer el suficiente uranio para tener el material fisionable para un arma nuclear”. Eso en cuanto al enriquecimiento de uranio. Con respecto a las ojivas, Weitz asegura que Teherán “posee una sólida reserva de misiles de medio alcance capaces de lanzar una ojiva contra un objetivo en Oriente Medio y posiblemente en Europa”.

A su juicio, la clave, y lo que a día de hoy resulta un misterio, es conocer cuánto tiempo tardaría en hacerse con el diseño de una ojiva efectiva. A este respecto, el experto señala que “hay indicios de que algunos iraníes intentaron desarrollar un modelo en el pasado, pero no recientemente, aunque también podrían estar disponibles modelos en Corea del Norte y en otros países”.

Kanishkan Sathasivam, experto en proliferación de armas nucleares de la Salem State University, asegura que “miniaturizar una ojiva nuclear que quepa dentro de tales misiles es un proceso de muy alta tecnología, y existe cierto desacuerdo entre los expertos sobre si Irán aún ha dominado esta tecnología. Yo estimo que si Irán aún no tiene esta capacidad, la tendrá muy pronto, probablemente dentro de meses en lugar de años”.

Para desarrollar un arma nuclear es necesario enriquecer uranio 235 al 90%. Este proceso requiere de la intervención de centrifugadoras que se encargan de separar el uranio 238 (el que no es fisible) del 235, el que puede explotar, utilizado para la energía y para la bomba nuclear.

Uranio enriquecido al 19,75%

El Plan de Acción Conjunto y Completo (JCPOA, por sus siglas en inglés), nombre técnico del acuerdo nuclear, solo permite a Irán enriquecer uranio 235 al 3,67%. Hasta ese momento (2015) Irán había enriquecido uranio hasta el 19,75%, que tal y como explica a LA RAZÓN Muhammad Sahimi, profesor de ingeniería química en la Universidad del Sur de California, “es el nivel que necesitaba para producir combustible para su reactor de investigación, un pequeño reactor en Teherán 5 MW que produce isótopos médicos para 800.000 pacientes iraníes al año”.

Irán, que siempre ha defendido que su programa no tiene un finalidad militar sino un uso estrictamente civil, no ha anunciado que quiere reanudar el enriquecimiento de uranio a ese nivel, al 19,75%. “Pero si las autoridades iraníes comienzan a activar las 19.000 centrifugadoras que tenían antes de comprometerse con el JCPOA, entonces les llevaría unos meses enriquecer uranio al 90% y producir suficiente material para una bomba”, añade Sahimi. Según los expertos, enriquecer uranio del 20% al 90% es mucho más rápido que hacerlo del 0% al 3,67% debido a la naturaleza misma del proceso.

Kanishkan Sathasivam también cree que Irán podría ser una potencia nuclear en cuestión de meses. “Las centrifugadoras con las que Irán había estado trabajando hasta el Acuerdo de 2015 eran de una generación anterior y no muy potentes. Esas son las que se pusieron en las instalaciones de Natanz y que Irán acordó reducir por debajo de un umbral mínimo. Pero desde el acuerdo de 2015, Irán ha estado trabajando en una centrífuga de nueva generación que es mucho más poderosa. Irán pudo hacer este trabajo de desarrollo porque esa era una de las muchas lagunas del pacto nuclear, el JCPOA”.

Uno de los puntos que no gustaban en la Casa Blanca del acuerdo firmado por Obama es que los compromisos de Irán tenían fecha de caducidad. Por ejemplo, el país se comprometió a no tener en funcionamiento más de 5.060 centrifugadoras de uranio IR-1 durante la siguiente década. En realidad tenía 9.000 en activo y otras 9.000 en reserva, según la Iniciativa de Amenaza Nuclear.

Para Kanishkan Sathasivam, Irán ha jugado sucio porque ha ocultado instalaciones. “El verdadero trabajo de enriquecimiento siempre tuvo la intención de llevarse a cabo en múltiples instalaciones secretas que Irán siempre tuvo y que la inteligencia occidental e israelí han confirmado desde entonces. Estas instalaciones -añade Sathasivam- están bajo el control del IRGC, e Irán ha mantenido durante mucho tiempo que sus instalaciones militares están fuera de la jurisdicción de los inspectores del OIEA. De esta manera, Irán ha jugado con el OIEA y ha evitado que sus instalaciones de enriquecimiento real estén expuestas”.