Ucrania

Zelenski trata de sofocar la última crisis política en Ucrania

Rechaza la dimisión del primer ministro, Oleksiy Honcharuk, que criticó en un audio filtrado la ignorancia económica del presidente

Ukrainian Prime Minister Oleksiy Goncharuk resigns
El primer ministro ucraniano, Oleksiy Honcharuk, conversa con el presidente de la Rada (Parlamento)SERGEY DOLZHENKOEFE

Vladimir Zelenski sigue intentando hacer política sin ser un político. Su llegada al poder estuvo marcada por esa ola que arrasó y renació en Europa hace menos de cinco años y que los analistas llaman populismo. Empezó su carrera política de la peor manera posible: intentando mantener lo que parecía una amistad con el hombre más poderoso del mundo. No sabía, sin embargo, que dicha relación derivaría en un juicio político a un hombre tan intimidante como impredecible.

Mientras el «impeachment» a Donald Trump llega al Senado estadounidense, Zelenski se enfrenta a enemigos políticos dentro de su propio Gobierno. Las filtraciones de una cinta donde supuestamente se puede escuchar al primer ministro, Oleksiy Honcharuk, criticar al presidente por su visión «primitiva» de la economía ucraniana no son el principal problema para el ex cómico. Lo realmente preocupante no es el hecho de que Zelenski no entienda la economía del país que gobierna, sino que existe una brecha dentro del Ejecutivo del presidente que busca obstruir su mandato presidencial.

Todo empezó el 16 de diciembre del pasado año, cuando la página oficial del primer ministro informó sobre una reunión informal entre algunos ministros y altos cargos del Banco Nacional de Ucrania. El motivo de la reunión era tratar las fluctuaciones sufridas por la grivna, la moneda nacional, durante el último medio año. Un mes después, la grabación se hizo pública. «Su contenido crea artificialmente la impresión de que mi equipo y yo no respetamos al presidente, que es nuestro líder político», escribió Honcharuk.

No ha habido declaraciones públicas del resto de los asistentes a la reunión. En menos de 48 horas después de la filtración, Honcharuk ofreció su renuncia al presidente, para después declarar a Reuters que podría mantenerse en el cargo, como así ha terminado ocurriendo.

«Para eliminar cualquier duda sobre nuestro respeto al presidente, escribí una carta de renuncia y se la entregué al presidente con el derecho de presentarla al Parlamento», declaró vía redes sociales. De hecho, su renuncia tendría que haber sido remitida directamente a la Rada, encargada de nombrar y aprobar las destituciones. Todo parece indicar que Honcharuk podría estar utilizando su carta de renuncia como una manera de probar la confianza del presidente en su gestión y disipar cualquier duda entre ambos.

Por su parte, Zelenski, más procupado en descubrir quién grabó en secreto al primer ministro, rechazó su dimisión y le instó a seguir trabajando por el país. «He decidido darle a usted y a su Gobierno una nueva oportunidad, si usted soluciona un par de asuntos que hoy son muy importantes y preocupan a la sociedad», aseguró el president ucraniano.

Zelenski aseguró que no considera a ningún miembro del Gobierno «deshonesto» o «incompetente», pero llamó a Goncharuk a reemplazar a algunos de los ministros, a preparar un informe sobre la gestión del Gobierno antes del 4 de febrero y a presentarlo ante el Parlamento.

Mientras tanto, el último informe del Banco Mundial (BM) augura un leve aumento del PIB ucraniano para los próximos años. Se prevé un crecimiento anual promedio del 3,1% hasta 2024. El desempleo cayó un 0,3% el año pasado para alcanzar un 8,9%. Buenas noticias económicas para Honcharuk, que llegó a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para llevar a cabo un programa de préstamos de alrededor de 5.000 millones de euros en diciembre. Condicionado, eso sí, a que Ucrania trabaje en la eliminación de las redes clientelares y oligarcas aún presentes en las administraciones públicas.

Con una línea directa con el presidente ruso, Vladimir Putin, Zelenski llegó a la Presidencia con una prioridad máxima: acabar con la guerra en la región prorrusa de Donbás. En la actualidad, la aparente buena relación entre ambos se ha estancado y ha pasado a tener como mediadora a la canciller alemana, Angela Merkel, auspiciando las conversaciones entre ambos por temor a que Rusia cierre el grifo del gas que llega hasta Alemania y que pasa por gasoductos en territorio ucraniano.

El presidente también se enfrenta a un aluvión de críticas por parte de la oposición en la crisis abierta con Irán por el avión ucraniano derribado el 8 de enero. Zelenski acusa a Teherán de intentar ocultar el derribo y no cooperar con las autoridades ucranianas que se han trasladado al país.

El ex cómico sin experiencia en puestos públicos es ya un malabarista especializado en afrontar crisis políticas dentro y fuera de sus fronteras.