Impeachment
Los siete fiscales sin piedad
Los congresistas han sido nombrados por la presidenta de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, para presentar los cargos contra Trump
Un repaso a los nombres de los «managers», da como resultado algunas de las personalidades más importantes entre los demócratas. Especialmente por el lado de Adam Schiff, presidente del Comité de Inteligencia del Congreso, y Jerry Nadler, su homólogo en el Comité de Asuntos Jurídicos.
Suyo fue el peso de la investigación y la dirección de unas pesquisas que han rematado finalmente en el tercer juicio político a un presidente de EE UU.
El anterior, en 1999, fue a Bill Clinton, que por supuesto fue absuelto. Y ahí arranca una de las paradojas más determinantes respecto al precedente histórico. Los Schiff y los Nadler estarán en el papel que entonces ocuparon sus rivales republicanos, empeñados en lograr la destitución del entonces presidente demócrata, acusado de mentir cuando negó haber mantenido relaciones sexuales en el Despacho Oval con una becaria de la Casa Blanca, Monica Lewinsky.
Entre los «managers of impeachment» de la época figuraban políticos republicanos tan destacados como Henry Hyde, que ejerció de presidente, el todavía senador Lindsey Graham, igual que otro veterano, Jim Sensenbrenner, en este caso del Congreso, donde sigue después de 21 mandatos, Bill McCollum, Steve Buyer, Ed Bryant, Steve Chabot, Asa Hutchinson, Chris Cannon o George Gekas.
Otro destacado «manager of impeachment» fue Charles Canady, presidente del Tribunal Supremo de Florida. Por supuesto el abogado Bob Barr, que ocupado destacados puestos en la fiscalía, y el juez de California James E. Rogan.
De los actuales «managers of impeachment» también cabe destacar al congresista por Brooklyn Hakeem Jeffries, a la congresista por California Zoe Lofgren o a la congresista por Florida, y antigua jefe de Policía de Orlando, Val Demings.
Junto con Jason Crow y Silvia Garcia tendrán la misión de percutir en los puntos débiles de la defensa del presidente, desmenuzar las pruebas, invocar testimonios y documentos y, en definitiva, probar más allá de toda duda razonable que, efectivamente, el presidente de EE UU obstruyó la investigación de los comités del Congreso y abusó del poder que le confiere su cargo para perjudicar a un rival político al tiempo que chantajeaba a un gobierno extranjero.
Todo por un asunto, el de llamada telefónica al presidente ucraniano Zelensky, a finales del mes de julio de 2019, que seguramente terminará en poco o nada dada la mayoría con la que cuentan los republicanos. Eso sí, no parece en absoluto descartable que los senadores republicanos que se jueguen su cargo en distritos mal asegurados, voten con el entusiasmo del resto del partido. Que Schiff, Nadler y el resto logren que esto se traduzca en algo más que unos discursos airados y una sentencia absolutoria es ya otra cuestión.
«Donald J. Trump ha abusado de los poderes de la presidencia», ha dicho Schiff después de que el juez del Supremo, John Roberts, haya jurado como presidente del juicio del “impeachment”.
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