España

Terrorismo yihadista

La rivalidad del yihadismo: los dos principales enemigos de España se preparan en el desierto

El Estado islámico del gran Sáhara y el Jnim, con Al Qaeda del Magreb en su filas, «compiten» en terror. España colabora activamente en este frente antiterrorista y logró evitar un ataque hace poco

El saharaui Adnane Abou Walid Al-Sahraoui, nacido en El Aioun
El saharaui Adnane Abou Walid Al-Sahraoui, nacido en El AiounlarazonLa Razón

El gran peligro para Europa y, en especial para España, que es su frontera sur, es el yihadismo que se desarrolla en el Sahel; parece tan lejano pero, a efectos de amenaza real, está mucho más cerca de lo que pensamos, según distintos expertos consultados por LA RAZÓN.

En esta zona de África operan las dos grandes bandas yihadistas: el Estado Islámico del Gran Sáhara, la franquicia de Daesh, cuyo líder es Adnane Abou Walid Al-Sahraoui; y el JNIM, Jama’at Nasr al-Islam wal Muslimin (Frente de Apoyo para el Islam y los Musulmanes), la sucursal de Al Qaeda, que está formado por la unión de varios grupos, entre los que destaca Al Qaeda para el Magreb Islámico (AQMI), cuyo líder es Abdelmalek Droukdel es la figura más preminente del entramado al frente del que se sitúa «oficialmente» a Iyad Ag Ghaly, procedente de Ansar el Dine.

Ambos grupos terroristas «compiten» en atrocidades y tienen en frente a los ejércitos de la zona, algunos de ellos agrupados en el G-5. Son tropas con escasa formación y poca moral de combate, que precisan del apoyo internacional encabezado por Francia, que acaba de sumar 220 soldados a los 4.500 que tenía desplegados en la «operación Barkhane».

España colabora activamente en este frente antiterrorista y hace meses protagonizó una acción heroica al evitar un ataque yihadista a la base de Koulikoro. Ello valió a nuestros soldados encabezar el desfile militar el Día de la Fiesta Nacional francesa, el 14 de julio, en París. Es, por lo tanto, un «enemigo más».

El objetivo de los terroristas, en especial del Daesh, es crear una «zona franca» entre Mali y Níger, mediante el ataque continuo a los puestos fronterizos de ambos países. De momento, ya ha conseguido que Mali retrase esos puestos a otros más lejanos y más reforzados (una retirada, en cualquier caso) y no se puede descartar que Níger haga lo propio, ya que en las últimas semanas ha sufrido varios atentados, con un balance de casi 250 militares muertos, algunos de los cuales fueron perseguidos de forma salvaje con motos por el desierto hasta asesinarlos a sangre fría.

El sistema que se utiliza para los atentados es casi siempre el mismo. Participan en cada ataque varios centenares de yihadistas (auténticas acciones de guerra) que se acercan, a bordo de motos y todos terreno Pick Up, a los bases que van a atacar. Al inicio, lanzan uno o dos coches bombas con conductores suicidas contra las defensas y, una vez sembrado el desconcierto, entran con los vehículos.

Controlados con drones

Además de asesinar a los militares, se apoderan de todo el material posible. Sin esperar mucho tiempo, y antes de que la aviación o las tropas helitransportadas francesas y aliadas puedan reaccionar, huyen del lugar. Cuando llegan los refuerzos, normalmente han desaparecido. Una medida preventiva que podría evitar estos ataques sería el permanente despliegue de drones en las zonas selváticas, en especial de Níger. Estos ingenios, que pueden transportar cámaras térmicas, no tendrían ninguna dificultad para detectar las motos ocultas por el follaje (son de fabricación china y cuestan al cambio entre 600 y 800 euros, cuando no son robadas). Daría tiempo a que las guarniciones amenazadas contaran con tiempo para repeler el ataque. La realidad, al margen de que un atentado u otro resulte más llamativo (el ataque al cristianismo, una constante) es que la situación en el Sahel es cada día más conflictiva por la acción del yihadismo, un problema que se ve lejano desde Europa, pero que, como han advertido expertos y dirigentes políticos, puede afectar a occidente a no muy largo plazo si no se le pone remedio.

La pretensión de crear esa «zona franca», lo que supondría de consolidación de un territorio después de las derrotas de Siria e Irak, serviría de base para la preparación de ataques contra occidente. Resulta iluso pensar que los yihadistas se van a conformar con «hacer ruido» en la zona y sus planes a medio plaza incluyen Europa y, por supuesto, España. Se trata de individuos que, cada día que pasa, adquieren una mayor experiencia en el manejo de las armas y los explosivos, así como en tácticas de combate, evasión, clandestinidad, etcétera. Pueden formar células o actuar individualmente. Un auténtico peligro. La estrategia terrorista tiene una doble finalidad y, en ambos casos, le está dando resultados.

Por un lado, socavar la moral de las tropas que se enfrentan a ellos haciéndoles ver que nuca podrán derrotarlos, ni siquiera con la ayuda internacional (las víctimas se han multiplicado por cinco en los últimos tres años). Por el otro, enfrentar a la población de los países de la zona con las tropas extranjeras. El mensaje es claro: han venido para proteger sus intereses económicos, no a vosotros, a los que os podemos matar en cualquier momento. El aumento del número y nivel de los atentados se exhibe como una prueba de ello. Para colmo, tras los últimos ataques terroristas registrados en Níger, el presidente del país destituyó a casi toda la cúpula militar, lo que fue acogido como una gran victoria por parte de Daesh en un comunicado publicado en la agencia Amaq.

La guerra psicológica que los yihadistas han desplegado ha llegado hasta tal punto que el presidente de la República Francesa se vio obligado a convocar, el pasado día 14, en Pau, capital del Departamento de los Pirineos Atlánticos, a los mandatarios de las naciones que integran el G5 del Sahel: Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Níger. El mensaje de Macron era claro ante los ataques que a diario sufren sus tropas por parte de la población civil, mediante muestras de rechazo, apedreamientos, falta de apoyo, etcétera: quieren que nos quedemos y que les ayudemos, o nos vamos. La respuesta fue positiva y el mandatario francés anunció el refuerzo de la cooperación militar mediante el envío de 220 soldados más.

En un comunicado conjunto, los jefes de Estado del G5 del Sahel expresaron su deseo de mantener el papel militar de Francia en la región. Asimismo, subrayaron el «apoyo crucial aportado por Estados Unidos, al tiempo que expresaban su deseo de que continúe. El Estado Islámico en el Gran Sáhara (ISGS) era señalado como el gran enemigo a batir. En esta banda terrorista, al igual que AQMI, hay individuos que conocen nuestro idioma y nuestras costumbres por haber vivido en Ceuta y Melilla o en el antigua Sáhara español, según algunas informaciones.

Podrían, por lo tanto, entrar en territorio nacional, si logran franquear nuestras fronteras, y hacerse pasar por unos magrebíes o subsaharianos más, que buscan trabajo o que, si disponen de documentaciones falsas, tienen regularizada su situación. Es, de momento, una hipótesis pero algunos expertos recuerdan que los autores de las masacres del 11-M en Madrid habían entrado en nuestro país provenientes del Magreb y está por ver si su radicalización se produjo sólo cuando ya estuvieron en territorio nacional o alguna venía con la «semilla» dentro.

Objetivos más ambiciosos

Las Fuerzas de Seguridad están atentas, como lo demuestran las últimas operaciones, como las realizadas por la Policía en Parla o la más reciente de la Guardia Civil en Turquía, para abortar cualquier intento de los yihadistas, auto adoctrinados o retornados de zonas de combate. Sin embargo, las investigaciones de los agentes no se olvidan de lo que ocurre en el Sahel y el peligro que para España supone el terrorismo que se desarrolla en la zona. Es tal el crecimiento de la actividad criminal de las dos bandas presentes en el Sahel que no hace falta ser un experto para deducir que los objetivos no se circunscriben a la zona, sino que se trata de crear una plataforma para afrontar objetivos más ambiciosos. España tiene a poco más de 2.000 kilómetros, una distancia que parece larga pero que puede resultar dramáticamente corta en cualquier momento, a muchos enemigos, entre los que hay que citar, por su preminencia en las bandas a las que pertenecen, a los cabecillas del estado Islámico del Gran Sáhara y al JNIM, con Al Qaeda del Magreb Islámico como punta de lanza. Un alto mandatario francés decía hace relativamente poco tiempo que el peligro para Europa venía precisamente de allí. No deberíamos olvidar sus palabras.