Impeachment

Un solo hombre para el «impeachment»

Trump elige a Ken Starr, el ex juez que investigó a Clinton por el caso Lewinsky para liderar su equipo de defensa

Donald Trump
Donald Trump durante una conferencia en Milwaukee.Evan VucciAP

El “impeachment", el tercero de un presidente en la historia de los EE.UU, fijará sus reglas este martes. El pasado jueves había jurado el presidente del Supremo, John Roberts, que juró su cargo como presidente de las sesiones, mientras el Senado recibía los cargos en una ceremonia cargada de boato histórico. Antes de Donald Trump sólo Andrew Johnson en 1868, y Bill Clinton en 1999, fueron objeto del juicio político del legislativo. Ninguno de ellos fue destituido. Para lograrlo, en el caso de Trump, la oposición tendrá que ser capaz de doblegar una mayoría republicana que parece sólida.

En el Congreso los republicanos votaron como un sólo hombre. Aparte, los demócratas no han logrado nada con su táctica de retrasar el envío de las acusaciones, obstrucción al Congreso y abuso de poder, por los que Trump será investigado. Hasta el punto de que varios destacados constitucionalistas teorizaron con que la Casa Blanca pudiera argüir indefensión ante los tribunales para acabar con el proceso. Perdió Nancy Pelosi, incapaz de retenerlos por más tiempo. Gana el líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, que impondrá sus condiciones. Nada de pactar acordar en primera instancia, que sean convocados testigos o puedan presentarse nuevas pruebas. Eso se verá con el proceso iniciado. De seguir el patrón del “impeachment” a Clinton todo lo más que habrá serán declaraciones en vídeo, previamente grabadas.

Entre lo que ya ha trascendido sobre cómo discurrirán las sesiones destaca que que el martes podría haber una o varias sesiones a puerta cerrada. También sabemos que es bastante probable que los fiscales del caso, tanto la acusación como la defensa, gocen de un tiempo limitado, para exponer sus alegaciones iniciales. Al menos eso informaron varias fuentes a CNN, que estiman que en total no serán más de 24 horas para cada equipo. Tanto la cadena de noticias como el resto de medios subrayan que no hay unanimidad, ni mucho menos, entre los republicanos. Unos aspiran a un juicio que avance raudo, rápido. Sin tiempo para ninguna parafernalia retórica. Mucho menos para abrir la puerta a grandes sorpresas. Otros en cambio apuestan por un proceso mucho más detallista, convencidos de que la verdad está del lado del presidente y de que cuantas más pruebas puedan presentarse mejor parado saldrá. Y luego resta un tercer sector, minoritario pero influyente, que tiene dudas. Formado por senadores que en otoño competirán por retener su escaño en distritos muy disputados. Finalmente hay unos cuantos nombres señeros, con poco que ganar o perder, como Mitt Romney, y que ya han declarado que no les importaría, más al contrario, si pudieran interrogar a personajes tan destacados como John Bolton, ex consejero de Seguridad Nacional.

A los senadores republicanos que aspiran a un proceso más exhaustivo, no digamos a sus colegas demócratas, podría ayudarles la concatenación de nuevas revelaciones. Empezando porque un asociado de Rudy Giuliani, Lev Parnas, ha confesado delante de las cámaras de la NBC que actuó en Ucrania en representación del presidente. «El presidente Trump sabía exactamente lo que ocurría», dijo. Entre tanto un organismo público, la Oficina Para el Control del Gobierno, concluía esta misma semana que el presidente Trump violó la ley cuando congeló la ayuda económica y militar a Ucrania. La Oficina es un organismo federal y sus informes no son vinculantes. Pero es el máximo órgano encargado de auditar el comportamiento de las instituciones y considera evidente que la Casa Blanca se extralimitó de forma fraudulenta cuando congeló la ayuda .

Nada de todo esto ha sacudido el arranque del “impeachment" con la potencia de saber que a otro presunto subordinado de Giuliani, Robert Hyde, le habrían encargado que vigilase a la entonces embajadora de EE.UU en Ucrania, Marie Yovanovitch. Tanto Giuliani como el que fuera jefe de campaña de Trump, Paul Manafort, hoy encarcelado, sospechaban que la diplomática habría conspirado con los servicios secretos de Ucrania para minar las posibilidades electorales de Trump en 2016. La noticia ha provocado que el secretario de Estado, Mike Pompeo, se haya comprometido en público a auspiciar una investigación. Y no ha sido el único: el propio gobierno ucraniano se ha comprometido a indagar. Pompeo, por si acaso, adelantó que en su opinión muchas de las noticias relativas a la embajadora son falsas, duda que realmente nadie la haya siguiera y no da crédito a que la orden pudiera venir desde el gobierno. Pompeo niega saber nada de las posibles escuchas. Nuevos documentos, publicados durante la noche del viernes por el Congreso de los EE.UU, refuerzan la idea de que Yovanovitch habría sido espiada.

La discusión sobre si Parnas u otros pueden ser llamados a testificar probablemente no se resolverá hasta bien entrado el “impeachment”. Cuanto menos hasta que las dos partes hayan presentado sus argumentos. Y así como los demócratas ya han presentado a sus “managers of impeachment”, entre otros Adam Schiff, Jerry Nadler, Hakeem Jeffries, Zoe Lofgren, Val Demings, Jason Crow y Silvia García, los republicanos siguen negociando los nombres de los abogados del presidente. Se sabe que no habrá representantes del Congreso. No subirán a la tribuna congresistas tan combativos en su defensa de Trump como John Ratcliffe y Jim Jordan. Entre los elegidos estarán Pat Cipollone, Jay Sekulow, Robert Ray, Alan Dershowitz, Ken Starr, Jane Raskin y Pam Bondi. Un nombre destaca por encima de todos. El de Ken Starr, antiguo juez, fue el hombre encargado de investigar a Bill Clinton durante años. Sus conclusiones, y la principal, que el entonces presidente mintió bajo juramento respecto a si mantuvo relaciones sexuales con la becaria Monica Lewinsky, desembocaron en la apertura del proceso de “impeachment”. Más jirones del asunto Lewinsky: para empezar la discusión sobre cómo discurrió el proceso en el Senado. Los demócratas están decididos a que se respete el reglamento de entonces. La segunda nota de déjà vu tiene que ver con la propia protagonista, la mismísima Lewinsky, que no bien supo del nombramiento de Starr dejó constancia de su asombro en Twitter: «El de hoy es definitivamente es un día del tipo ‘¿te estás quedando conmigo?’».