México

La imagen de la violencia en México: niños soldado contra el narcotráfico

Unos 20 niños, entre 6 y 15 años, han sido reclutados para combatir contra los grupos violentos que azotan la región

Presentan en México 20 niños de entre 8 y 14 años como policías comunitarios
Una veintena de niños fueron presentados este miércoles como policías comunitarios en el municipio de Chilapa de Álvarez, en el estado de Guerrero, sur de México, con el fin de ayudar a combatir a los grupos violentos que azotan a su comunidad y a la región.José Luis de la CruzEFE

La fotografía habla por sí sola. Unos 20 menores de edad encabezan un grupo de autodefensa en la ciudad de Guerrero, al suroeste de México. Un país que lleva años sufriendo gran violencia, causado en gran parte por los cárteles de la droga que deambulan casi sin oposición por todo el territorio mexicano.

La fotografía abre de nuevo el debate sobre la descomposición de una sociedad que ya no recurre ni a los cuerpos de seguridad, superados desde hace mucho tiempo por las bandas, para combatir la violencia. Ahora, estos jóvenes patrullan las calles armados con rifles oxidados en señal de protesta por el asesinato de diez indígenas nahuas en la región el pasado fin de semana. Estas personas fueron ejecutadas, torturadas, decapitadas y quemadas en el municipio de Chilapa, una de las regiones más pobres del país. Los fallecidos trabajaban como músicos para el grupo musical Sensación, que acaba de tocar en un pueblo vecino, antes de ser emboscados. Los principales sospechosos son Los Ardillos, una de las bandas criminales locales.

Como señal de rechazo, unas 2000 personas marcharon con el rostro tapado y con uniforme de la policía comunitaria, un cuerpo de seguridad integrado por autoridades comunitarias creado hace 25 años y que se ha enfrentado a los cárteles de la droga y diversas organizaciones delictivas desde aquel entonces.

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La zona de Chilapa es un verdadero polvorín. La guerra contra los grupos armados se entremezcla con intereses políticos y económicos. Sí, la violencia es realizada por el narcotráfico, pero los intereses políticos en la región hacen de la situación algo aún más complejo. El problema es que hay grandes disputas por el control de estos municipios para acceder a los recursos públicos, en una región que como decimos tiene una población por debajo del 69% en el umbral de la pobreza y un 54% con menos de la educación básica.

El pasado viernes con la matanza del grupo musical, los manifestantes mantienen bloqueados las entradas al municipio y exigen la captura de los culpables. También han demandado la presencia del presidente Andrés Manuel López Obrador en el lugar. Para lograr todo esto, la plataforma protestante ha mostrado su fuerza, en forma de niños instruidos en armas.

Uno de los que ha sufrido esta violencia en sus propias carnes fue José Díaz-Navarro, un vecino de Chilapa, que tuvo que ver como secuestraban a sus dos hermanos, quienes aparecieron muertos poco tiempo después. Ante tal horror, José decidió abandonar su pueblo y mudarse a la capital, Ciudad de México. Desde allí, afirma que la violencia es algo que lleva años sacudiendo todo el territorio nacional. Habla sobre venganza por el asesinato de varios miembros de Los Ardillos a manos de los comunitarios defensores.

Los Ardillos están liderados por Celso Ortega, un hermano del exdiputado del PRD, partido de izquierda que sigue siendo fuerte en la zona, aunque hoy por hoy no gobierna. Se unen así política y violencia. Según registros, en tiempos de elecciones es habitual el asesinato o desaparición de candidatos y aspirantes a la alcaldía, obviamente relacionado a Los Pardillos.

Después de las imágenes, el Gobierno ha pedido a la CRAC que cese de utilizar a los niños como armas y a respetar los derechos humanos. Desde el gobierno de Obrador afirman que se está trabajando para reducir la violencia y llevar a cabo el plan de Construcción de la Paz. Pese a todo, se ve un objetivo casi imposible. Este 2019 fue, según los datos, el año más violento en la historia de México, con un alto porcentaje de crímenes sin resolver.