Venezuela

“Todo lo que el chavismo tocó lo destrozó, desde la economía a la sanidad”

Cuatro venezolanos explican las razones por las que salieron de su país y su opinión sobre Juan Guaidó, al que ven como una “esperanza”

La comunidad venezolana en España sigue creciendo. Aunque las cifras oficiales hablan de 255.000 venezolanos, según el padrón de 2018, es muy probable que ese dato haya quedado desactualizado y que a día sean muchos más. Luis, Mirka, Ana y Luis Alberto forman parte de esa oleada que ha ido llegando en diferentes fases de forma silenciosa, expulsados por la crisis económica, la inseguridad y la deriva autoritaria del régimen de Nicolás Maduro.

Los cuatro aseguran que España les recibió con los brazos abiertos, pero no en todos los casos ha resultado una experiencia cómoda o sencilla. Conseguir la residencia no es un proceso fácil y encontrar un trabajo, tampoco. Esta sábado estarán en la Puerta del Sol a las 7 de la tarde para acompañar a Juan Guaidó, presidente encargado de Venezuela y jefe de la Asamblea Nacional, a quien consideran “una esperanza” para avanzar hacia una Venezuela democrática y próspera.

Luis Alberto Rodríguez, 58 años, ingeniero

Luis Alberto Rodríguez
Luis Alberto RodríguezJesus G. FeriaLa Razón

Una de las primeras oleadas de emigrantes venezolanos tras la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999 se produjo a raíz de la famosa lista Tascón. En 2004 se celebró un referéndum revocatorio para decidir si los venezolanos querían que Chávez siguiera en el poder. El presidente ordenó que se publicara la lista de las personas que habían pedido el revocatorio. Como consecuencia, miles de trabajadores fueron despedidos y otros muchos, acosados. Luis Alberto Rodríguez fue uno de ellos. Él trabajaba en el sector petrolero, la gallina de los huevos de oro del régimen hasta que los precios cayeron de forma estrepitosa. “Tuve problemas en mi trabajo, la Guardia Nacional me sacó de las instalaciones de gas donde trabajaba. Me hicieron la vida imposible y no me dejaron seguir en mi puesto", explica.

"La última vez que volví a Venezuela fue en 2008. Ya noté entonces un deterioro grande, y lo que ha venido después ha sido brutal”. Para él, Juan Guaidó representa “la cabeza visible de una oposición que quiere volver a la senda democrática y a la libertad. Liderazgos en Venezuela hay muchos, pero él trasciende todo eso porque representa la máxima institución del país”. Luis Alberto vive en Madrid con su familia y trabaja de ingeniero. Siente que España es como se segunda patria. “Me ha tratado muy bien. Aquí he conocido a bellísimas personas y he conseguido un trabajo. No quiero dejar de mencionar la sanidad pública. Hace poco perdí a mi papá. La sanidad pública lo atendió de manera excelente, desde los médicos hasta las enfermeras. Solo puedo hablar maravillas del hospital La Paz, donde fue atendido”.

Ana Gabriela Morillo, 30 años, psicóloga

Ana Gabriela Morillo
Ana Gabriela MorilloJesus G. FeriaLa Razón

Llegó a España en 2017. Vino sola, animada por los amigos venezolanos que ya estaban instalados en Madrid y cansada de las penurias que sufría en Venezuela. Aquí la vida no está siendo fácil. Tras serle denegada la petición de asilo, sigue a la espera de obtener la residencia por razones humanitarias que desde hace unos meses otorga el Ministerio del Interior a los venezolanos ante la grave crisis del país. Hasta que no tenga los papeles en regla no puede trabajar. Se gana la vida haciendo repostería desde casa, pero su sueño es dedicarse a la psicología. “La mía fue una salida forzosa. En mi país trabajé durante cinco años de psicóloga en un instituto universitario, pero el dinero no alcanzaba para llevar una vida digna. Vi mis sueños frustrados y por eso me fui”.

Ana mantiene un discurso crítico contra el Gobierno chavista: “Todo lo que tocaron lo destrozaron: la economía, la sanidad, la educación”. Pero también hace autocrítica: “A los venezolanos nos gusta creer en un mesías salvador. Creímos en Chávez y fue un fracaso. Luego vino Leopoldo López y ahora Guaidó. Él representa la esperanza y está bien, pero no podemos depositar la esperanza en una sola persona. Tenemos que asumir que el cambio del país es algo de todos”. Parte del dinero que gana lo envía a sus padres, que viven en Venezuela. “Soy el sustento de mi casa allá. Mi padre es mayor para trabajar y lo que ganan mis hermanos no da para mantener a la familia”, lamenta. Asegura que “enfermar en Venezuela es un lujo” y relata el caso de su abuela. “Necesitaba hacerse un cateterismo y eso cuesta 2.000 dólares que no puede pagar. Muchas vidas se han perdido por el factor país”.

Mirka Guevara, 46 años, abogada

Mirka Guevara
Mirka GuevaraJesus G. FeriaLa Razón

Salió de Venezuela en 2006 y se instaló en Madrid, donde trabaja en prácticas en un despacho de abogados. “Aunque Hugo Chávez llegó ganando unas elecciones democráticas, yo siempre tuve la intuición de que iba a instalar una dictadura, y el paso del tiempo me ha dado la razón". Mirka no se lo pensó mucho y dejó atrás su casa. “Comenzaron haciendo expropiaciones y ejerciendo un control de la educación. Luego vino la lista Tascón, una manera de controlar a los que no estaban de acuerdo con el régimen. Todo eso indicaba que venía una destrucción de una democracia consolidada que tenía entonces 40 años”, añade. En ese momento se produjo una fractura de la sociedad venezolana “creada por Chávez”. “Al final destruyeron el aparato productivo, provocando el desastre económico actual”.

Mirka asegura que existen más de seis millones de venezolanos fuera de su país. “Cada día llegan amigos, familiares, conocidos. Muchos compatriotas que están en países latinoamericanos quieren venir a España". Su experiencia en Madrid es muy positiva. “España ha sido en el pasado un país de migrantes, siempre hemos estado muy unidos venezolanos y españoles”. Vuelve cada dos años a su Venezuela, donde vive su familia. “Cuando regreso veo que los servicios públicos no funcionan, hay apagones, falta de comida, no es una mentira la imagen de las tiendas vacías sino la realidad. Afortunadamente aún hay muchos pequeños y medianos empresarios que todavía están produciendo y apostando por el país".

Mirka quiere una salida pacífica a esta crisis, “que cese la usurpación, que Maduro renuncie y se convoquen elecciones con unas autoridades electorales transparentes”. Para ello considera que Guaidó es una garantía. “Representa a esa juventud venezolana que ha tenido muchos años de lucha y es la esperanza para que cese la usurpación y se dé la ruptura con la dictadura y se restaure la democracia”.

Luis Almeida, 30 años, licenciado en Ciencias Políticas

Luis Almeida
Luis AlmeidaJesus G. FeriaLa Razón

Trabajaba como abogado en Venezuela y ahora en Madrid se gana la vida como camarero en un restaurante. Decidió salir de su país en 2017. Ese año se produjo una fuerte contestación en las calles contra el gobierno de Nicolás Maduro que despertó grandes expectativas en la oposición ante la posibilidad de un cambio político. Pero la represión gubernamental acabó con el sueño de miles de venezolanos. “Fue un año muy convulso. La violencia y la intimidación con la que respondió el régimen metieron el miedo entra la gente”, recuerda. “A muchos compañeros les acosaron y les metieron en la cárcel por pensar diferente, así que intenté no correr riesgos y vine a Madrid, donde me han recibido con los brazos abiertos”.

A su llegada solicitó protección internacional y desde finales de 2019 tiene concedida la residencia por razones humanitarias, una medida prorrogable cada año. “En España hay estabilidad y libertad, tienes un techo, seguridad, sanidad y trabajo, aunque no sea en tu campo”. Luis, al igual que el resto de los entrevistados, no es partidario de una intervención exterior, porque cree que eso llevaría más sufrimiento. Prefiere una democrática y considera que Guaidó “goza de la legitimidad para los venezolanos”. “Él tiene que generar las condiciones para que regrese la democracia al país. No sé si lo conseguirá, pero está dando los pasos correctos”. También critica la decisión del presidente Pedro Sánchez de no recibirle: “Ha sido un poco tibio con la gira de Guaidó, aunque todavía está a tiempo de reaccionar, sería un gesto”.

Sobre la migración venezolana, Luis Almeida maneja una teoría. Cree que ha existido un plan del régimen para deshacerse de los disidentes. “Ha sido una maniobra para dominar a la población. Esta migración es algo causado políticamente, no es espontáneo. A alguien le interesaba quitarse a los opositores. Los que se han ido son sobre todo jóvenes, gente de entre 25 y 35 años. Y se ha quedado una población a la que pueden moldear a su gusto, los más jóvenes y los más mayores”.