El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, recibe a Juan Guaidó

Juan Guaidó, presidente encargado de Venezuela, llegó ayer a Canadá para reunirse con el primer ministro, el liberal Justin Trudeau. Reconocido por por más de 60 países, entre ellos Estados Unidos, España, Francia, Alemania y Reino Unido, Guaidó se ha embarcado en un ambicioso periplo internacional con el que recordar al mundo la dramática situación en Venezuela y la urgencia de derrocar a Nicolás Maduro o, cuando menos, entablar un periodo de transición que permita reestablecer la democracia en el país caribeño.

El domingo, en una declaración oficial, Trudeau había elogiado al «presidente interino Guaidó por el coraje y el liderazgo que ha demostrado en sus esfuerzos por devolver la democracia a Venezuela». El líder canadiense le ofreció «el apoyo continuo de Canadá» y reiteró que «los canadienses apoyan al pueblo de Venezuela en su búsqueda de elecciones libres y justas y derechos humanos básicos».

Antes de la cita con Trudeau, Guaidó mantuvo un encuentro con el ministro de Asuntos Exteriores de Canadá, François-Philippe Champagne. También tenía previsto reunirse con Karina Gould, ministra de Desarrollo Internacional. En un mensaje a través de Twitter, el político venezolano escribió que «trabajamos para tomar acciones conjuntas con el fin de rescatar la dignidad humana en Venezuela, que está siendo vulnerada por la dictadura y recuperar la democracia y la libertad».

«Estamos en Canadá para acompañar la agenda del presidente Juan Guaidó», había comentado Julio Borges, representante de Venezuela ante el Grupo de Lima y encargado de la política exterior del Gobierno interino presidido por el líder opositor.

Trudeau comentó que era decisivo «hablar de la importancia de la democracia y la necesidad de que haya una transición pacífica dirigida por los venezolanos hacia unas elecciones libres y justas cuanto antes».

Desde que comenzó este viaje Guaidó ha mantenido reuniones con Mike Pompeo, Boris Johnson, Angela Merkel y Emmanuel Macron, entre otros, así como con el el vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas. No así con el presidente de España, Pedro Sánchez, que envió a la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, en un gesto que ha provocado no poca perplejidad y malestar entre sus socios, y especialmente en Washington, que observa con recelo la deriva del Gobierno español en lo tocante a Venezuela.