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Elecciones en Emilia Romaña: la hora de la verdad para los «grillinos»

Luigi Di Maio
Luigi Di Maio en un acto en Roma el pasado miércolesAndrew MedichiniAP

La reciente dimisión del líder del principal partido italiano (Luigi Di Maio, jefe de filas del Movimiento Cinco Estrellas desde finales de 2017) pone de manifesto que el partido que venció con tanta claridad en las últimas elecciones generales celebradas en el país (marzo de 2018) atraviesa su momento más crítico. Y es que en menos de dos años ha pasado de tener un apoyo entre la población italiana del 32,6% al 15% actual, según los últimos sondeos. Por el camino ha tenido que ver cómo abandonaban esta formación hasta treinta parlamentarios y cómo no hacían más que cosechar abultadas derrotas ante el centro derecha encabezado por la Liga de Matteo Salvini.

Las razones del abandono por parte de su electorado son muchas, pero seguramente debería destacarse por encima del resto su acreditada incompetencia que ha demostrado hasta ahora para gobernar. Algo que ya se puso de manifiesto en agosto de 2018 con el derrumbe del puente Morandi en Génova y su nefasta gestión por parte de uno de los miembros más destacados de Cinco Estrellas, el entonces ministro de Infraestructuras y Transportes, Danilo Toninelli.

Así, la percepción entre una parte sustancial de los votantes de Cinco Estrellas es que, dentro de una dinámica populista y ultranacionalista (que incluye cuestionar permanentemente el proceso de construcción europea), resulta bastante más eficaz votar a Matteo Salvini, aunque el partido de éste históricamente haya defendido los intereses de la Italia septentrional frente a un Movimiento Cinco Estrellas que encontró siempre en la parte más meridional del país su principal punto de apoyo electoral.

La dimisión de Di Maio esta pasada semana era algo más que esperada, pero ha llamado la atención que haya tenido lugar solo unos días antes de que se celebraran los tan esperados comicios en las regiones de Emilia Romaña y Calabria, donde en ambos casos se espera una victoria del centro derecha y una nueva y auténtica debacle del Movimiento Cinco Estrellas.

En ese sentido, sabiendo que Di Maio, aún titular de la cartera de Asuntos Exteriores, era un líder más que amortizado, la formación ha querido dar un auténtico viraje con dos fines fundamentales: por un lado, parar la caída constante de votos; y por otro, intentar que no se marchen más parlamentarios hacia otras formaciones (en menos de dos años ha perdido ya doce de los 111 senadores que obtuvo en las elecciones generales de 2018).

De tal manera que todo apunta a que el nuevo líder será el exdiputado Alessandro Di Battista, un hombre muy polémico y agresivo, pero con gran tirón entre los votantes de esta formación, y de quien se espera que constituya el antídoto perfecto frente al imparable Salvini.

Sea Di Battista o no el finalmente elegido para relevar a Di Maio, la realidad es que cada vez resulta más difícil sostener a la actual coalición de Gobierno y, teniendo en cuenta que el país acaba de aprobar los Presupuestos Generales del Estado para el año en curso, cada vez suena con más fuerza una convocatoria anticipada de elecciones generales que seguramente se celebrarían antes de este verano.

Pero ya sabemos que la política italiana es, por encima de todo, muy impredecible, y cualquier cosa puede pasar. Toca, por ello, esperar acontecimientos, pero ha quedado claro que el Movimiento Cinco Estrellas se encuentra en su momento más bajo y con un futuro cada vez más desalentador.