Donald Trump
El “Acuerdo del siglo” de Trump incluye la anexión israelí del valle del Jordán
El presidente de Estados Unidos asegura que pese a ello Palestina duplicaría su territorio. El plan reconocería dos Estados con capital en Jerusalén. “Ni israelíes ni palestinos tendrán que abandonar sus casas”, asegura
La mañana en la que Benjamin Netanyahu era imputado por corrupción compareció junto al presidente de EE UU para presentar un plan de paz para Israel y Palestina que ambos calificaron de «histórico». Sometido al fuego de los constantes sobresaltos provocados por el «impeachment», Donald Trump desvelaba así su «Acuerdo del siglo», una apuesta personal para poner fin al conflicto entre Israel y los palestinos y de paso con el resto de países vecinos. Nada más y nada menos. El documento, de 80 páginas, ha sido elaborado por un equipo liderado por el yerno de Trump, el multimillonario Jared Kushner. Ha trabajado en él desde 2017, y en este tiempo se ha reunido con algunos dirigentes árabes, pero habría dejado completamente de lado a los palestinos. Consta de dos partes, una económica y otra política, la más controvertida.
Para empezar el documento considera imprescindible la solución de los dos Estados, Israel y Palestina. Se considera que Jerusalén Este puede ser una capital compartida. Trump enfatizó que «este plan duplicará el territorio palestino y establecerá la capital del estado palestino en el este de Jerusalén, donde Estados Unidos abrirá felizmente una embajada». Los palestinos tendrían que comprometerse con la erradicación del terrorismo, las reformas políticas que aseguren el pluralismo político, la defensa a ultranza de la libertad de expresión y la lucha contra la corrupción. En definitiva, se les exige un plan para crear un Estado basado en los principios del republicanismo y el laicismo político propios de las democracias consolidadas, reactivo a cualquier tentación totalitaria.
Entre los aspectos más imaginativos y hasta cierto punto irreales es la promesa de un túnel que conecte Gaza y Cisjordania. También habría intercambios de tierras al sur de Gaza para darles a los palestinos más territorio. A cambio Israel detendría la construcción de asentamientos durante cuatro años. «Nuestra visión pondrá fin al ciclo de dependencia palestina de la caridad y la ayuda exterior», dijo Trump. De hecho, en el plano económico, Washington se compromete a conseguir una inversión de la comunidad internacional de 50.000 millones de dólares durante diez años, no solo para la zona palestina, sino también para los países vecinos.
Durante su comparecencia, Netanyahu aseguró que está dispuesto a negociar el plan con la otra parte y añadió que Donald Trump es «el mayor amigo de Israel que jamás haya estado en la Casa Blanca». Trump, por su parte, explicó que había escrito una carta al presidente de la Autoridad Palestina en la que entre otras cosas le explica que si elige el camino de la paz América y otros muchos países estarán ahí para ayudar en todos los pasos del camino. Dirigiéndole directamente un mensaje a Mamud Abas, comentó que su «respuesta a este plan histórico, el líder palestino demostrará su compromiso con la paz».
Flotaba en el aire una sensación ambigua, como de asomarse a un posible acuerdo histórico o que todo acabe en una maniobra publicitaria en favor de su amigo Benjamin Netanyahu, muy discutido ante las elecciones israelíes de marzo. A fin de cuentas sigue muy presente el gran fiasco con Corea del Norte, donde no sirvió de nada la muy publicitada reunión bilateral en Vietnam. Uno de los problemas principales es el miedo de los palestinos a que si renuncian al plan Israel y Estados Unidos consideren legitimada la anexión de nuevas porciones de territorio o den por finiquitada la posibilidad de un futuro Estado palestino. Hasta el punto de que Hamás y la Autoridad Palestina acordaron aunar fuerzas. Tal como explicaban los medios estadounidenses, Khalil al Hayya, subdirector de Hamás, dio un mitin el pasado lunes desde Gaza donde explicó que «un frente común es el primer clavo en el ataúd de este acuerdo; cuando estemos unidos ni Trump ni nadie se atreverá a violar nuestros derechos». Reiteró que están unidos «contra el acuerdo del siglo» y que son «un pueblo bajo una bandera».
Eufórico, casi desafiante, ajeno al runrún del «impeachment» en el Senado, Trump explicó que «no me eligieron para hacer cosas pequeñas y huir de los problemas». En otro momento explicó que su visión es «ganadora para las dos partes». Todos los analistas han subrayado que una de las grandes novedades pasa por que sería la primera vez que Israel acepta un plan que contiene un Estado palestino con las fronteras definidas y estables. Parece especialmente complicado que los palestinos acepten la soberanía de Israel sobre varios asentamientos ilegales en Cisjordania, repetidamente condenados por la comunidad internacional. De hecho, hace ya meses que la Casa Blanca anunció que no los consideraría por más tiempo ilegales.
Tampoco será fácil que los palestinos asuman el control por parte de Israel del valle del Jordán en la Cisjordania ocupada. Para unos, al fin, se trata de una ocasión con ribetes históricos. Para otros estamos ante una trampa que apenas si disfraza muchas de las viejas controversias. Inasequible a las críticas, Trump ha afirmado que la propuesta «resuelve el riesgo» que supondría «el Estado palestino para la seguridad de Israel».
✕
Accede a tu cuenta para comentar