Gibraltar

¿Volverá a cerrarse la verja de Gibraltar por el Brexit?

Franco estableció una frontera con El Peñón en 1969 que dividió a miles de familias durante 13 años, hasta que Felipe González ordenó su reapertura

La Línea de la Concepción (Cádiz) con el Peñón de Gibraltar al fondo
La Línea de la Concepción (Cádiz) con el Peñón de Gibraltar al fondoJavier FergoAP

A un lado y al otro de la frontera del Peñón de Gibraltar -tanto británicos como españoles-, viven con preocupación el proceso de salida de Reino Unido de la Unión Europea, y preguntan si la nueva coyuntura política puede reabrir el debate sobre la soberanía de la colonia. A los casi 10.000 trabajadores españoles que cruzan a diario la frontera de Gibraltar, y a los 32.000 gibraltareños -que votaron masivamente (96%) por la permanencia en el referéndum de 2016 - viven con nerviosismo en qué términos se llevará a cabo el Brexit, y de que manera afectará a sus vidas.

Algunos recuerdan con terror cómo hace 51 años, el 8 de junio de 1969, Franco decretó el cierre de la verja como respuesta a la entrada en vigor en la colonia de una Constitución propia, aprobada dos años después de que los gibraltareños votaran en un referéndum seguir vinculados a la corona británica. A medianoche y sin hacer mucho ruido, se cerró el paso fronterizo más pequeño del mundo que separa La Línea del Peñón.

El alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce (PP), recordaba en una conversación telefónica con LA RAZÓN, que «en La Línea fue donde se vivió con mayor intensidad, porque afectó a más familias». No en vano, una de las principales consecuencias de ese cierre fue la separación entre miembros de la misma descendencia. «Todos tenemos en la memoria el recuerdo de ir a los barrotes a preguntar por nuestros seres queridos».

De hecho, para el regidor es inevitable establecer cierto paralelismo entre la situación de hace 50 años y la actual con motivo del Brexit. «Cuando se conocieron los resultados de la votación sobre el referéndum de permanencia de Reino Unido en la Unión Europea, mucha gente que no vivió el cierre de la frontera si que sintió la misma inseguridad porque su familia o novio reside al otro lado de la frontera», señalaba.

En este sentido, Landaluce recuerda que en la actualidad «sobre el conflicto territorial existen dos visiones muy separadas, pero si dejas a un lado el conflicto territorial y te alejas, te das cuenta de los tintes humanos», dice, en referencia a las miles de personas que hoy día viven con incertidumbre ante el futuro incierto que les espera el 31 de diciembre, cuando finalmente se ejecute el Brexit.

Hace cincuenta años, el cierre hizo que las familias ya no pudieran verse dando un pequeño paseo. Desde entonces tenían que hablarse a gritos, y se veían salvando los casi cien metros de distancia que había entre las dos aduanas. Se cortaron también todo tipo de comunicaciones: las cartas, en lugar de recorrer menos de diez kilómetros, tenían que viajar hasta Londres y Madrid para llegar a La Línea o Gibraltar, y el teléfono dejó de funcionar.

En medio de este caos, la población se las ingenió para comunicarse con sus seres queridos. José Mari Yagüe, radioaficionado y director del Museo CB de San Roque, explicaba a LA RAZÓN que, tras el cierre de la verja, el único método de comunicación directo con Gibraltar fue a través de la radio CB o Banda Ciudadana, que consiguió eludir el bloqueo impuesto por el Gobierno de Franco. «La radio fue la única capaz de burlar ese bloqueo y permitir una comunicación instantánea. De hecho, la gente utilizaba walkie-talkies con los que se establecía comunicación junto a la verja, como equipos que se instalaban en coches o en domicilios», rememoraba en una conversación telefónica.

Para que este episodio no quede en el olvido, organizó una muestra con las emisoras que se utilizaron desde el cierre de la verja en Gibraltar en 1969 hasta su apertura en 1982. Aunque él era solo un niño cuando se produjo el cierre, recuerda que «los domingos se montaba una especie de feria por el ambiente que se vivía en la verja porque todo el mundo acudía para comunicarse con sus seres queridos».

Para muchos, el cierre de la verja fue una tragedia humana, porque la decisión se tomó sin tener en cuenta a la gente de la zona y sus intereses personales. «Miles de personas se fueron a Cataluña o Inglaterra», asegura Jose Marí que también hace un parelismo entre este episodio y el Brexit. «Lo vemos con incertidumbre porque los españoles que trabajan todos los días en Gibraltar han perdido dinero con la devaluación de la libra, y ahora cobran menos».

La decisión de cerrar la verja fue un episodio más en la difícil relación entre España y el Reino Unido, desde que una flota anglo-holandesa tomara la colonia en 1704. La frontera permaneció cerrada trece años, hasta que el 14 de diciembre de 1982 el Gobierno de Felipe González ordenó la reapertura de la verja de la colonia británica para peatones, que se completaría dos años después, en 1985, con el permiso para la circulación de vehículos y mercancías. Sin embargo, y a los largo de los 300 años de ocupación británica, Gibraltar ha vivido diferentes situaciones, desde el bloqueo militar, al Tratado de Utrecht, el levantamiento de la verja o negociaciones entre España y Reino Unido, bajo la atenta mirada de los gibraltareños. No en vano, el Peñón ha sido objeto de disputa diplomática entre España y Gran Bretaña desde 1940, cuando el régimen de Franco inició sus reclamaciones.

Las peores consecuencias del cierre de la verja la sufrió la ciudad de La Línea, que dependía económicamente de la colonia británica. En dos años perdió la mitad de su población y miles de familias huyeron de la ciudad. 51 años después, aquella etapa de incomunicación permanece en la memoria de los vecinos de la zona. «Fue un episodio muy doloroso tanto para Gibraltar como para la Línea que destrozó familias enteras», concluye un vecino por teléfono.