Santiago Abascal
Abascal acude a la llamada de la ultraderecha europea
El húngaro Viktor Orban, gran protagonista del encuentro en Roma de los líderes ultraconservadores de varios países le cortejan en busca de una alianza continental
Fue un visto y no visto. Vox anunció con solo unas horas de antelación que Santiago Abascal estaría ayer en Roma, en un acto en el que coincidiría con varios líderes de la ultraderecha europea. Ni siquiera estaba previsto que participase en las conferencias, pero es que ni se le vio por allí. Mientras los ponentes iban subiendo al atril de un lujoso hotel de la capital italiana, Abascal se reunía con el primer ministro húngaro, Viktor Orban, en algún otro lugar. Después publicaron unas cuantas fotos, un vídeo enlatado y un comunicado.
«Hemos mantenido un encuentro muy fructífero para aunar fuerzas en la defensa de una Europa asentada en el respeto a la soberanía e identidad de sus naciones, y en la protección de nuestras fronteras, nuestra libertad y nuestra prosperidad», explicó el líder de Vox, en una nota. Luego se marchó, a primera hora de la tarde, sin que el eurodiputado Hermann Terstch ofreciera un discurso que sí estaba previsto. Abascal estrechó sus lazos con la derecha más conservadora, con la que comparte grupo en la Eurocámara. Objetivo conseguido.
Los principales asistentes a este evento, «Conservadurismo Nacional», fueron la francesa Marion Maréchal –nieta de Jean-Marie Le Pen–, la italiana Giorgia Meloni y el propio Orban. Precisamente éste representaba la pieza más codiciada, ya que esperan poder integrarlo en su grupo parlamentario europeo. Técnicamente, Orban sigue en la familia popular, pero está suspendido por su deriva antidemocrática. Sin embargo, el primer ministro húngaro es un icono, el hombre fuerte al que los demás cortejan. Por eso, todos querían hacerse la foto con él.
La italiana Giorgia Meloni, líder de los ultraderechistas Hermanos de Italia, dijo que «si mañana decidiera dejar el Partido Popular Europeo, su paso al grupo de los conservadores sería natural». Una alianza en la que está Vox, los polacos de Libertad y Justicia o Hermanos de Italia. Orban, dejándose querer, afirmó que había hablado con Abascal sobre convertirse en «partidos transformadores, que tengan a los jóvenes como principal objetivo». «El reto en los próximos 20 años es la cooperación entre países y no se puede cooperar si somos distintos. Por eso, debemos preservar nuestros valores cristianos, para hacer una Italia o una España más grandes», aseguró en Roma.
Un público entre el que no estaba el exministro del Interior italiano, Matteo Salvini, que aparecía en los carteles, pero que anunció su ausencia a última hora. La Liga de Salvini forma parte de otro grupo político europeo, el de los soberanistas, al que también pertenecen la Agrupación Nacional francesa de Marine Le Pen o Alternativa por Alemania. Llama la atención que ninguno de ellos fuera invitado, salvo Salvini, que declinó acudir. Aunque estas formaciones difieran en algunos postulados de la derecha más tradicionalista, coinciden en otros. Y si hasta ahora han mantenido cierta colaboración, cada vez hay más distancias.
A última hora, Salvini publicó otra foto con Orban, con el que se reunió en paralelo a este evento. También Silvio Berlusconi, miembro del grupo popular europeo, se vio con el húngaro. Todos lo quieren entre sus filas como capitán de una corriente conservadora. Salvini intentó crear un frente unido de la extrema derecha antes de las elecciones europeas, pero fracasó. Ahora, él y Le Pen parecen cada vez más aislados, mientras el otro grupo ultraconservador une fuerzas. El instituto de estudios que abrirá en Madrid Marion Maréchal, gracias a la colaboración con Vox, es una muestra más de la firmeza de esta corriente. El acto llevaba el lema de «Dios, Honor, País: Ronald Reagan, Juan Pablo II y la Libertad de Naciones». De nuevo la ultraderecha busca sustento ideológico en el conservadurismo religioso.
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