Alemania

Dimite el presidente de Turingia tras ser elegido con los votos de la ultraderecha

Ante el aluvión de críticas del resto de partidos alemanes, el liberal Thomas Kemmerich tira la toalla y convoca nuevas elecciones

Apenas un día y 34 minutos después de ser elegido presidente de Turingia con los votos de la ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD), el liberal Thomas Kemmerich presentó hoy su dimisión y anunció que pedirá la disolución del Parlamento regional para convocar nuevas elecciones. “No hubo una cooperación con la AfD, no la hay y no la habrá”, aseguró el político que –tras analizar lo ocurrido en las últimas horas- aseguró que no hubiera sido posible alcanzar mayorías para gobernar en el Parlamento de Turingia, acusó a la AfD de usar “trucos infames” para provocar una crisis política y advirtió de que si no se logra la disolución del Parlamento, presentará una moción de confianza.

La Unión Cristianodemócrata (CDU) de Angela Merkel acogió con beneplácito la decisión del Partido Liberal (FDP) de Turingia hasta el punto que su secretario general, Paul Ziemiak, tildó de “correcta” la renuncia lo que, a su parecer, creó una oportunidad para salir de una difícil situación y evitar más daños. Una sensación que incluso llevó al telediario alemán a abrir su edición nocturna aludiendo a un “cierto alivio” en la esfera política germana. Sin embargo, la sensación es que la elección de Kemmerich ha dejado, en tan solo 24 horas, un reguero de cristales rotos que pocos se atreven a recomponer.

¿Qué significa esto para los liberales y la CDU? La mayoría de los medios alemanes coinciden: “es un ejemplo de cómo las cosas no deberían ser”. Pero fueron. Y algunos aprovecharon la foto de Björn Höcke, uno de los dirigentes más radicales de la AfD y líder de este partido en Turingia, dando la mano a Kemmerich tras su elección para compararla con aquella otra en la que Paul von Hindenburg felicita a Hitler por su llegada a la Cancillería, en 1933.

El terremoto político en Alemania continúa. Incluso la canciller calificó el asunto de "imperdonable" y añadió que el resultado debía "ser revertido". En una rueda de prensa en Pretoria, donde se encuentra de viaje oficial, Merkel explicó que lo ocurrido ha roto con la "profunda convicción" tanto suya como de su partido de que "no se deben ganar mayorías con el apoyo de la AfD". No fueron las únicas presiones que se sucedieron. Antes de la renuncia, el propio presidente del FPD, Christian Lindner, viajó a Turingia con el objetivo -según los medios de comunicación-, de convencer a Kemmerich para que dimitiera.

Ahora, el siguiente paso, es que los principales partidos alemanes sean capaces de restablecer el cordón sanitario contra los radicales y devolver la confianza a la esfera política y, sobre todo, a la opinión pública que -desde hace meses asiste atónita a la propuesta de algunos conservadores de la CDU de cooperar con la AfD. Algo que hunde sus raíces en la escasa voluntad de aliarse con los partidos de izquierda, tras la experiencia histórica de la dictadura de la RDA, que finalizó hace tan solo 30 años.

Por de pronto, la gran coalición celebrará el sábado una reunión de crisis para abordar las consecuencias de lo ocurrido. Por otro lado, la disolución del Parlamento tiene que ser solicitada por un tercio del mismo, con un total de 90 escaños. El FDP solo tiene cinco asientos, por lo que necesita apoyos de otros partidos para presentar la propuesta y ser aprobada con una mayoría de dos tercios.

Esa mayoría, si no se quiere depender de AfD, solo se alcanzaría si la CDU, La Izquierda, el Partido Socialdemócrata (SPD) y Los Verdes o el FDP votan juntos. La Izquierda y el SPD parecen dispuestos a sumarse al FDP, pero la CDU, en contra de una resolución de la cúpula federal del partido, y Los Verdes se han mostrado reacios.

De no conseguirse la disolución, Kemmerich presentará una moción de confianza para, al perderla, dar vía libre a nuevas elecciones. Entre la propuesta de la disolución del Parlamento y la votación de la misma tienen que transcurrir al menos once días, y como máximo treinta, y, si esta es aprobada, tienen que celebrarse elecciones en los setenta días siguientes.

Kemmerich fue elegido en tercera vuelta con 45 votos frente a los 44 obtenidos por el hasta ahora primer ministro Bodo Ramelow, de la Izquierda, y después de que la CDU se hubiera abstenido en las dos primeras rondas. El presidente de la CDU en Turingia, Mike Möhring, justificó el voto de la mayoría de su grupo parlamentario argumentando que no podían negarse a apoyar a un candidato de centro.