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Sanders gana las primarias demócratas en New Hampshire

Es posible que Pete Buttigieg diera la sorpresa en los caucus de Iowa, pero New Hampshire es territorio Bernie Sanders.

Sen. Bernie Sanders New Hampshire Primary Night
Seguidores del candidato demócrata Bernie SandersJUSTIN LANEEFE

El senador izquierdista Bernie Sanders ganó este martes las primarias demócratas de Nuevo Hampshire (Estados Unidos) por delante del moderado Pete Buttigieg, según las proyecciones de los medios estadounidenses.

Con un 88 % escrutado, Sanders obtuvo un 26 %, mientras que Buttigieg un 24,4 %. En tercera posición quedó la senadora Amy Klobuchar (19,8 %), en cuarta la también senadora Elizabeth Warren (9,3 %) y en quinto lugar el exvicepresidente Joe Biden (8,4 %).

Sanders celebró una victoria más ajustada de lo esperado en un estado en el que en 2016 recibió un 60 % de los votos frente a Hillary Clinton.

"Nuestra campaña no va solo de ganar a (Donald) Trump, va de transformar Estados Unidos", dijo Sanders ante centenares de seguidores.

La diferencia entre Sanders y Buttigieg es de poco más de 4.000 votos (69.956 a 65.649), un margen que durante gran parte del recuento hizo temer un escenario de empate técnico parecido al de Iowa.

De hecho, según las proyecciones, Sanders y Buttigieg se llevarán 9 delegados cada uno de los 24 que había en juego este martes en Nuevo Hampshire. Los otros seis serán para Klobuchar al no haber alcanzado ni Warren ni Biden el umbral del 15 %.

Si se confirma este reparto, y sumados los ya asignados en Iowa, Buttigieg lideraría el cómputo global de delegados con 23, seguido de Sanders con 21, Warren con 8, Klobuchar con 7 y Biden con 6.

La noche de Nuevo Hampshire se cobró dos víctimas, el emprendedor Andrew Yang y el senador Michael Bennet, que obtuvieron un 2,8 % y un 0,3 % respectivamente. Con sus campañas suspendidas, el número de candidatos en la liza bajó de 11 a 9.

Con unos 270.000 votos contados con el 88 % escrutado, la participación aumentó con respecto a las primarias de hace cuatro años, cuando fue de 253.000 votos, uno de los aspectos que los demócratas consideran clave para batir a Trump en noviembre.

Entre los perdedores Warren tuvo palabras de apoyo para Klobuchar, que la había doblado en votos. Pero su mensaje, una crítica de quienes han dudado de la capacidad de victoria de las mujeres, sonaba más a consuelo inane, incluso a pellizco contra Sanders, que a una enhorabuena desinteresada a Klobuchar. En cuanto a Biden, tan desastrosa está siendo la actuación del ex vicepresidente de los EE UU. que lejos de aguardar los resultados viajó a Carolina del Norte. Biden espera reflotar su campaña y sus posibilidades a la Casa Blanca en un Estado donde los afroamericanos son mucho más numerosos. Pero esas primarias no llegarán hasta finales del mes de febrero. Entre medias aguardan todavía las primeras de Nevada. Está por ver que Biden sea capaz de remontar lo que empieza a parecerse demasiado a un fracaso anunciado. Antes de eso, esta misma noche, otros dos candidatos, Andrew Yang y Michael Bennet, anunciaron su retirada.

De lejos, con vistas ya al Supermartes, está esperadísima irrupción del ex alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg. El supermartes se celebrará el próximo 3 de marzo y traerá de golpe elecciones en 16 estados, incluidos nada menos que California y Texas. Pero Bloomberg, que parecía haber ganado tracción gracias a un anuncio de campaña formidable, ha conocido también su primerísimo revés: la filtración de un audio de 2015 en el que se le escucha apoyando algunas de las políticas policiales más duras. Las acusaciones de racismo, en el peor de los casos, e insensibilidad, en el menos mal, no tardaron en adherirse a su efigie como una costra tóxica que no será fácil de limpiar, por mucho que el político, y multimillonario, esté dispuesto a gastarse cientos de millones de su propia fortuna. Aunque no lo maneje en semejantes cantidades, aunque su campaña viva de las microdonaciones y se haya mantenido siempre alejado del bolsillo de los grandes mecenas, Sanders, el viejo y recio Sanders, con su discurso a mitad de camino del populismo de los años treinta y el socialismo de un Jeremy Corbyn, es ahora mismo el hombre a batir.