Libia

El embargo de armas en Libia dejará de ser «una broma»

Acuerdo para reforzar el compromiso en el país africano

Munich Security Conference
El ministro de Exteriores alemán Heiko Maas y Stephanie Williams, representante del comisionado de la ONU para Libia en una rueda de prensa en la Conferencia de Seguridad de Munich. REUTERS/Michael DalderMICHAEL DALDERReuters

Cuatro semanas después de los pactos alcanzados en Berlín, los países con intereses en la guerra civil de Libia se comprometieron ayer a reforzar el embargo de armas. El acuerdo alcanzado en una reunión celebrada al margen de la Conferencia de Seguridad de Múnich supone un paso más para tratar de cortar el apoyo militar externo a las partes en guerra de Libia y al que deberán seguir otros encuentros posteriores de cara a lograr que las partes en conflicto se sienten a la mesa de negociaciones. La reunión estuvo presidida por el ministro alemán de Exteriores, Heiko Maas, y Stephanie Williams, representante del comisionado de la ONU para Libia, Ghassan Salamé, quien no pudo participar finalmente por motivos de salud. «El embargo de armas se ha convertido en una broma, todos tenemos que dar un paso adelante», indicó Williams. «Es complicado porque hay violaciones por tierra, mar y aire, pero hay que vigilarlo y hay que exigir responsabilidades».

Antes de la reunión, Mass dijo que el objetivo era implementar «paso a paso lo que en Berlín se había acordado» en referencia a la reunión del 19 de enero en la capital alemana, donde 16 estados y organizaciones se habían comprometido a terminar con la intromisión en el conflicto libio, pese a lo cual los envíos de armas a ese país han continuado en las últimas semanas.

Los países involucrados incluyen a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, junto con Italia, Turquía y Emiratos Árabes Unidos (EAU). En un comunicado conjunto constataron que había habido una discusión sobre «las deplorables violaciones al embargo de armas» y que se había renovado el compromiso conjunto de implementarlo y de buscar un sistema adecuado para supervisarlo.

En el conflicto libio, el Gobierno de Unidad Nacional liderado por Fayez Al Serraj está apoyado política y financieramente por la UE, la ONU, Italia y Catar, y recibe además apoyo militar de Turquía, mientras que el mariscal rebelde Jalifa Hafter cuenta con el respaldo de Rusia, Arabia Saudí, Egipto y EAU, mientras que Francia y EE UU le apoyan políticamente. El llamado “proceso de Berlín”, impulsado por Alemania, apoya el plan de la ONU que empieza por poner fin a la injerencia de terceros países en el conflicto para luego lograr que las partes se sienten a la mesa de negociaciones.