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Brexit

Barnier admite diferencias “muy, muy serias” en la negociación con Reino Unido

Londres se niega a respetar la Convención Europea de Derechos Humanos, lo que pone en riesgo la cooperación antiterrorista. El Gobierno de Boris Johnson apuesta por pactos sectoriales y pretende cerrar sus aguas a los pesqueros de la UE

EU - UK Brexit Negotiations in Brussels
El negociador de la Unión Europea (UE) para la futura relación con el Reino Unido, Michel Barnier, en la rueda de prensa ofrecida este mediodía en BruselasSTEPHANIE LECOCQEFE

Reino Unido y los Veintisiete vuelven al ruedo de las negociaciones y la primera ronda de contactos ha servido para romper el hielo entre los dos equipos, pero también para constatar que el camino se presenta más pedregoso que nunca. En una comparecencia en solitario ante los medios de comunicación, el negociador jefe de los Veintisiete, Michel Barnier, ha asegurado este jueves que, por el momento, hay “muchas divergencias y son serias”.

Aunque esto no resulta sorprendente en los comienzos, lo apretado del calendario hace que temer que la consecución del acuerdo resulte más difícil que nunca, aunque Barnier no tira la toalla. Antes del comienzo del mes de julio, las dos partes deben llegar a un pacto para una posible extensión de las negociaciones durante un año o dos, pero Londres ya ha mostrado su rechazo innegociable e irreversible a esta posibilidad lo que aboca a la amenaza de un nuevo Brexit caótico el próximo 31 de diciembre, tras el fin del periodo transitorio. Londres está jugando con fuego y Bruselas intenta que entre en razón. “Los cambios que ocurrirán y las dificultades que estarán vinculadas, en mi impresión siguen estando subestimadas”, ha explicado al político francés al recalcar que enero de 2021 no se parecerá en nada a enero de este año. Entre las diferencias, ha destacado la necesidad de controles fronterizos debido al abandono del mercado interior y la unión aduanera, la pérdida del pasaporte por el que los operadores financieros británicos tiene acceso al territorio europeo o la ausencia de certificados para los productos británicos.

Tras los llamamientos a la sensatez, ha llegado el momento de explicar esas serias divergencias que alejan a los dos grupos negociadores. Barnier ha mencionado la competencia desleal (“level- playing field” en jerga comunitaria) el acceso a las aguas británicas para los pescadores comunitarios, la negativa de Reino Unido de aceptar el papel del Tribunal de Justicia de la UE y los deseos británicos de optar por acuerdos sectoriales en vez de un único pacto, lo que complica los mecanismos de supervisión de los compromisos.

Aunque no es una sorpresa las postura sobre el Tribunal de Justicia, auténtica bestia negra de los “brexiters”, Barnier ha confirmado que Reino Unido está dispuesto también a abandonar la Convención Europea de Derechos Humanos. Esta doble negativa hace que la cooperación en ámbitos tan sensibles como la lucha contra el terrorismo, el lavado de dinero o el crimen organizado quede seriamente dañada ya que la UE sólo compartirá ciertos datos personales –incluido el ADN- con un país que respete los derechos de los ciudadanos comunitarios y las sentencias del alto tribunal sobre su posible vulneración. Barnier ha calificado como” muy seria y muy grave” la postura británica en este terreno, que aboca a un acuerdo mucho menos ambicioso de lo deseable para las dos partes.

Docenas de funcionarios de la UE y Reino Unido han estado discutiendo la relación posterior al Brexit en Bruselas esta semana después de más de tres años de tortuosas conversaciones de divorcio que culminaron en la salida de Gran Bretaña del bloque el 31 de enero. “Habíamos acordado con Reino Unido que querríamos evitar, en ambos lados, la distorsión del comercio y evitar una ventaja competitiva injusta ... (Pero) Reino Unido no desea traducir esas empresas en un acuerdo común”, dijo Barnier. Añadió que era “imprescindible” que Bruselas honrara el papel del máximo tribunal de la UE en la interpretación de las leyes europeas, incluida la protección de los derechos de los ciudadanos. Londres quiere liberarse de la jurisdicción del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas.

Londres se ha negado a negociar una política exterior y un pacto de defensa, pero el jefe comercial de la UE, Phil Hogan, dijo el jueves que la primera ronda de conversaciones había mejorado la “música ambiental” entre las dos partes. La próxima ronda de negociaciones se realizará en Londres del 18 al 20 de marzo. Las dos partes tienen como objetivo sellar un acuerdo antes de fin de año, cuando expire el período de transición actual, cuando Gran Bretaña sigue sujeto a las leyes y regulaciones de la UE. (Informe adicional de John Chalmers, Marine Strauss, Jakub Riha en Bruselas y Kylie MacLellan en Londres, Escrito por Gabriela Baczynska Edición por Gareth Jones) R