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Recep Tayyip Erdogan

Turquía envía a sus fuerzas especiales para evitar las devoluciones en caliente desde Grecia

El ministro turco del Interior asegura que mil agentes serán destinados a la zona. Según Ankara, 139.000 refugiados habrían cruzado a suelo europeo

Refugees and migrants gather at the Turkish-Greek land border
Un refugiado se dirige este jueves al paso fronterizo de Pazarkule con GreciaSEDAT SUNAEFE

Las autoridades turcas anunciaron ayer que apostarán fuerzas especiales en su frontera terrestre con Grecia para impedir que las autoridades griegas repriman a los migrantes que intentan ingresar a Europa. En la última semana, miles de migrantes y refugiados han intentado cruzar de Turquía a Grecia por tierra y por mar. La Policía helena los ha rechazado con gases lacrimógenos, granadas aturdidoras y cañones de agua. Mientra, los guardias fronterizos griegos han denunciado que desde Turquía les lanzan gases. En un cruce de acusaciones, Turquía advirtió de que las autoridades griegas atacaron a los migrantes con munición real y al menos ha habido un muerto por disparos y 164 han resultados heridos, según medios turcos. El ministro del Interior turco, Suleyman Soylu, advirtió de que acusará a Grecia ante la Corte Europea de Derechos humanos por matar a tiros a un migrante en la frontera. Sin embargo, el gobierno de Atenas ha negado tal incidente, que califica de «noticia falsa».

Según Soylu, quien visitó la frontera durante el día de ayer, más de un millar de efectivos de sus fuerzas especiales serán desplegadas en la frontera terrestre para impedir que las autoridades griegas rechacen a los que intentan cruzar.

Estos 1000 agentes estarán apostados a lo largo de la cuenca del río Meric y con «ayuda de botes Zodiac [impedirán] el maltrato de la gente».

El ministro denunció que Grecia había violado las convenciones internacionales al rechazar a entre 4.000 y 5.000 migrantes que estaban concentrados en el cruce fronterizo de Pazarkule frente a la aldea griega de Kastanies y se les impedía el ingreso. Además, acusó a la Unión Europea y su agencia de protección fronteriza (Frontex) de permanecer en silencio. «Es una puerta fronteriza, tienen obligación de permitirles entrar. Tienen obligación de recoger a los solicitantes de asilo», aseguró el ministro.

Muchos de estos migrantes vienen de Idlib, el último reducto rebelde sirio, que se ha convertido en un botín de guerra que todos codician. En medio de dos fuegos (Turquía y Siria-Rusia), están los civiles quienes no tienen más remedio que huir hacia la frontera turca para salvar sus vidas.

Con más de 3,7 millones de refugiados sirios ya en su territorio, el tener a otro millón tocando la puerta para entrar ha puesto nerviosas a las autoridades turcas, que ayer decidieron darle con la puerta en las narices a los sirios al cerrar sus pasos fronterizos en el sur de Turquía. Resulta paradójico que los turcos abran las fronteras del norte del país para que salgan los refugiados a Europa y cierren las del sur para que no entren más a su país.