Internacional
EE UU inicia la retirada militar de Afganistán
Washington rechaza el actual Gobierno paralelo con Ghani y Abdula como presidentes
Estados Unidos comenzó ayer a retirar sus tropas y a cerrar 2 de las 20 bases que mantiene en Afganistán, tal y como reza el acuerdo de paz firmado el 29 de febrero en Doha entre los talibanes y Washington. Antes de mediados de julio tendrán que reducir el numero de soldados de 12.000 a 8.600 y, en un plazo de catorce meses, las tropas extranjeras deberán haber salido del país. Sin embargo, esta clausula estará siempre pendiente a la reducción de la violencia y el dialogo interafgano.
El histórico pacto para poner fin a 40 años de guerra no ha empezado con buen pie, ya que en estos momentos en Afganistán reina el caos después de que se hayan proclamado dos presidentes y dos gobiernos paralelos.
Parte de las tropas estadounidenses desplegadas en las bases de Lashkar Gah, la capital de la provincia de Helmand, en el sur, y en Herat, se retiraron al tiempo que las dos instalaciones militares fueron cerradas. A pesar del repliegue, las fuerzas estadounidenses siguen manteniendo «todos los recursos militares y la autoridad para cumplir sus objetivos», detalló un portavoz de las operaciones de contraterrorismo, el coronel Sonny Leggett.
Precisamente, Helmand es una de las zonas donde las tropas extranjeras han sufrido más ataques talibanes y otros grupos insurgentes y allí también entrenan y participan en operaciones conjuntas con las fuerzas afganas. Al cerrar el acuerdo con los talibanes, Washington espera que los insurgentes sigan ayudando a EE UU para derrotar al Estado Islámico.
Retirar las tropas de Afganistán es, quizás, el paso más sencillo de pacto. El siguiente paso, las conversaciones intrafganas, es donde realmente se demostrará la voluntad de los lideres afganos, con los talibanes incluidos, para negociar una hoja de ruta para el futuro del país.
El presidente Ashraf Ghani, que cuenta con el apoyo de la comunidad internacional ha anunciado su compromiso de liberar a 5.000 presos insurgentes, tal y como exigen los talibanes. De hecho, un portavoz del grupo insurgente dijo el lunes que se estaban haciendo comprobaciones biométricas de identidad sobre los presos talibanes, lo que apuntaba a una liberación masiva.
La nueva crisis pone en peligro los esfuerzos para la paz y es por ello que los dos proclamados presidentes tiene que zanjar sus diferencias en aras a la estabilidad. Sin embargo, el rival del reelegido presidente Ghani, el doctor tayiko Abdula Abdula, no tardó en enviar a sus vicepresidentes a ocupar oficinas oficiales el adelantándose al plan de Ghani.
En este sentido, el jefe de la diplomacia de EE UU Mike Pompeo dijo que Estados Unidos se opone «firmemente» a la formación de un gobierno paralelo en Afganistán. «Nos oponemos firmemente a cualquier acción para establecer un Gobierno paralelo y cualquier uso de la fuerza para resolver las diferencias políticas», dijo en un comunicado el secretario de Estado. Con ello se refirió a que ambos lideres rivales tienen apoyo de señores de la guerra con milicias fuertemente armadas, lo que incita al temor a que puedan utilizar la fuerza para respaldar a su candidato.
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