Francia

Macron aplaza la segunda vuelta de las municipales por la «guerra sanitaria»

Ante la incapacidad de frenar los contagios de coronavirus, el Gobierno restringe la libertada de movimiento de los franceses durante 15 días. La población deberá quedarse en casa salvo para acudir al médico, comprar o trabajar, pero no quedará confinada como en España o Italia

Macron speech on TV regarding Coronavirus
Un hombre ve el mensaje televisado del presidente francés Emmanuel Macron hoy lunes.CHRISTOPHE PETIT TESSONAgencia EFE

Lo repitió hasta en seis ocasiones, con tono grave y mirada fija en cámara: «Estamos en guerra». Un frase que sintetiza el discurso más solemne escuchado a Emmanuel Macron. El presidente quiso trasladar a los franceses la idea de que el país, al igual que Europa entera, está en guerra contra el coronavirus. «Francia vive un momento muy difícil y no podemos asegurar cuánto va a durar». Entre vez y vez que repetía la frase, Macron iba desgranando las fuertes medidas que Francia toma para luchar contra la propagación exponencial del virus y que son, a grandes rasgos, algo menos estrictas que en España. De hecho, Macron ha querido evitar a toda costa pronunciar el verbo «confinar».

Tras el escándalo que para muchos en Francia han creado las imágenes de parques llenos este fin de semana disfrutando del buen tiempo y ciudades como París llevando un ritmo de vida prácticamente normal, a Emmanuel Macron no le quedaba otra que tomar la decisión de restringir fuertemente los movimientos de los ciudadanos que quedan limitados a «hacer compras o al médico, ir al trabajo, para el que no pueda teletrabajar, ir a hacer compras básicas o un mínimo de actividad física». Lo demás será multado. El presidente galo ha anunciado, además, la construcción de un hospital militar de forma inmediata para bajar la presión que hay en los hospitales del país y ha hecho referencia al anuncio acordado con sus socios europeos de cerrar las fronteras de la UE y el espacio Schengen a partir de hoy a mediodía y por un período de treinta días, explicando eso sí, que «cualquier francés que quiera volver a su país desde fuera podrá hacerlo».

Macron ha insistido en la responsabilidad individual de cada ciudadano en esta crisis sanitaria y no ha escatimado palabras para criticar ciertos comportamientos irresponsables ocurridos durante el fin de semana en Francia. De hecho, el Elíseo había desmentido en la noche del domingo y tras el cierre de urnas los rumores que hablan de un confinamiento inminente de la población siguiendo el ejemplo italiano y español, pero, según el diario «Le Monde», el Gobierno barajaba ya esa medida, la única capaz de ralentizar la extensión del virus.

No ha sido suficiente toda la estrategia escalonada que el Ejecutivo francés había desplegado hasta ahora. El sábado a medianoche se cerraron los locales de ocio. El domingo ya solo quedaban abiertas tiendas de alimentación, farmacias y gasolineras y para ayer lunes ya estaban cerrados todos los centros educativos del país. Pero con el paso de las horas, y asistido por un comité científico, el Gobierno de Macron ha ido comprobando como pasar a la siguiente fase se hacía cada vez más inevitable y necesario.

El Gobierno ha admitido además este lunes que no está siendo capaz de frenar la expansión del coronavirus. El director general de Sanidad, Jerome Salomon, ha lanzado unas declaraciones que contextualizan las dificultades que están afrontando las autoridades de Francia para parar la pandemia, toda vez que muchos ciudadanos no han hecho caso a las recomendaciones de no salir de casa. «Muchas personas no han entendido que necesitan quedarse en casa, y el bajo nivel al que la población se ha adherido a las medidas significa que no estamos teniendo éxito en frenar la curva de expansión de la epidemia», lamentó Salomon.

Macron ha decidido, además, cancelar la segunda vuelta de las elecciones municipales que debían celebrarse el próximo domingo. De momento, sin fijar la nueva fecha. Durante las últimas horas se habían multiplicado las voces que pedían al presidente que suspendiera la vuelta definitiva de estos comicios, y, aunque el Elíseo dijo el domingo tras el cierre de las urnas que la decisión sería tomada hoy, Macron ha preferido adelantar el anuncio a su discurso televisado a la nación de anoche.

El presidente galo ha justificado la celebración de la primera vuelta señalando que el pasado jueves tomó la decisión de seguir adelante tras consultar a su comité científico asesor y lo cierto es que los protocolos fueron muy estrictos en los centros de votación el pasado domingo con marcas en el suelo para cada votante y múltiples puntos de limpieza y vigilancia. Incluso con más garantías que ir a hacer la compra, pero probablemente, poco entendible en este contexto.

A partir de esta situación inédita, Macron ha efectuado varias consultas, incluso a los ex presidentes Nicolas Sarkozy y François Hollande y a varios juristas. En principio, y a falta de concretarse el procedimiento, un decreto deberá anular la celebración en las próximas horas. Después se tendrá que promulgar una nueva ley exprés en la Asamblea Nacional que fije las condiciones del aplazamiento y que deberá ser aprobada con un formato parlamentario reducido para minimizar los riesgos por coronavirus.

En principio, y según ha admitido el primer ministro, Édoaurd Philippe, los resultados de la primera vuelta serán conservados. Macron, eso sí, no ha querido confirmar la fecha evocada por Philippe, el 21 de junio, como alternativa para la segunda vuelta que debía celebrars el domingo.

Varias voces a derecha e izquierda habían pedido esta suspensión a Macron. ”La segunda vuelta no tendrá lugar", aseguró la líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, cuyo partido salió bien parado de la extraña jornada electoral, en cabeza en Perpiñán, que puede convertirse en la mayor presa municipal del partido. Le Pen llamó a que se den por buenos los resultados en las ciudades donde algún candidato haya obtenido más de la mitad de los votos, varios de ellos de su partido, y que se repitan en los demás.

También el líder ecologista, Yannick Jadot, pidió un retraso del segundo asalto, tras un primero en el que dieron la sorpresa, mejorando incluso los buenos augurios que les daban los sondeos, con victorias en ciudades importantes como Estrasburgo y Grenoble, además del segundo puesto en Toulouse o Burdeos. El partido conservador Los Republicanos, el más beligerante contra el retraso electoral hasta ahora, cambió de opinión. Con su líder, Christian Jacob, ausente tras haber dado positivo por coronavirus, fue su portavoz en el Senado, Bruno Retailleau, quien solicitó la anulación de la segunda vuelta. También los socialistas emitieron dudas sobre la segunda vuelta, pese a que en la primera mantuvieron algunos de sus feudos, en particular París, donde la franco-española Anne Hidalgo logró un resultado superior a lo que le auguraban los sondeos y se situó en muy buena posición para revalidar el cargo con un 30% de los votos.