Coronavirus

El coronavirus desafía el ideal europeo

Italia y España están alcanzando situaciones críticas que los demás países experimentarán en pocas semanas

Desde su aparición en China, el Covid-19 ha planteado serias preocupaciones dentro de la comunidad científica. Lamentablemente, las predicciones más pesimistas se hacen realidad ante nuestros ojos y de manera acelerada. Europa se ha convertido en el epicentro de la pandemia. Italia y España son los más afectados en este momento. Solo puedo expresar mi simpatía por mis amigos y todo el pueblo español.

Empíricamente, el mundo entero descubre que su impotencia es tal que debe hacer lo imposible, no para erradicar el virus, sino simplemente para romper la cadena de contagio. Comenzamos cerrando las fronteras, para llegar a situaciones de confinamiento en regiones o países enteros. Esta es una situación sin precedentes que plantea enormes preguntas.

Italia y España están experimentando situaciones críticas, que los demás países alcanzarán en unas pocas semanas, ya que las curvas de propagación son idénticas y la esperanza del rápido descubrimiento de una vacuna es muy lenta. Pero estos dos países hasta ahora no han recibido apoyo europeo. La primera reacción fue proteger a su país. Alemania ha prohibido la exportación de equipos médicos, en particular los respiradores necesarios para salas de cuidados intensivos con alta demanda en España. Las fronteras cerradas son ahora la regla. Estas actitudes alimentan las fantasías populistas de las supuestas virtudes de una salida de la UE.

Económicamente, estamos seguros de que el impacto será mucho más grave que el de la crisis financiera de 2008.

Un posible colapso en la oferta y la demanda es el peor escenario, pero cada vez más plausible. La Unión Europea no está actuando coordinadamente. Cada país intenta tranquilizar a los mercados, abriendo el techo de gasto, para salvar sus negocios. Alemania, defensora de la austeridad, gastará 550 mil millones de euros para salvar su economía. Las reglas de estabilidad presupuestaria son solo un recuerdo lejano y, sin embargo, recuperarse será difícil.

Actualmente, España tiene como prioridad gestionar la emergencia sanitaria y esto es normal. Los españoles, como en el pasado, han demostrado una dignidad ejemplar y un gran espíritu de solidaridad. Las medidas tomadas, severas, se entienden porque eventualmente romperán la cadena de contagio. Pero llegará el momento en que deberán cumplirse los imperativos económicos.

Europa ha perdido una gran oportunidad para organizarse solidariamente, mostrar su unidad y convencer a la gente de que en estos 27 años han logrado convertirse en una entidad más fuerte. Lamentablemente prevaleció el egoísmo, los primeros países afectados quedaron aislados, un poco estigmatizados, fortaleciendo el nacionalismo.

Todos saben que después de la crisis, habrá una política de estímulo masivo. La Unión Europea solo puede sobrevivir si lo hace abandonando posturas ideológicas e intereses egoístas. De lo contrario, los pueblos se harán una pregunta esencial: de qué sirve la construcción europea, si no protege a sus ciudadanos, si en tiempos de crisis cierra las fronteras. El ideal europeo está siendo realmente desafiado por un virus.