Coronavirus

La curva de contagio en Italia sigue al alza pese a dos semanas de confinamiento

En Lombardía 3.000 personas permanecen en estado grave y las unidades de cuidados intensivos están desbordadas

El colapso sanitario que vive Lombardía obligó este fin de semana al Gobierno italiano a sacar toda la artillería. Los alcaldes de la provincia de Bérgamo, el epicentro actual del contagio, habían mandado una carta conjunta a las autoridades para que pararan todas las fábricas y la actividad productiva. No lo hicieron cuando comenzó a difundirse el virus y actualmente tienen en esta provincia más de 6.000 infectados, el récord en toda Italia. La región de Lombardía -a la que pertenece Bérgamo- comenzó a tomar medidas más restrictivas de forma autónoma y finalmente el primer ministro del Movimiento 5 Estrellas (M5E) Giuseppe Conte, reaccionó, pero haciendo las cosas a su manera.

Con un escueto mensaje en televisión, el sábado por la noche Conte anunció que quedaban suspendidas todas las actividades que no fueran consideradas esenciales. Esto quiere decir que cede ante la presión del norte, donde se habían producido incluso huelgas en las fábricas por parte de empleados obligados a acudir a su puesto de trabajo.

Pero mirando la lista de las excepciones, son muchos los sectores que se salvan, con lo que en la práctica la situación cambia poco. De cara al ciudadano, seguirán abiertos supermercados, farmacias, bancos, oficinas postales, quioscos, estancos o ferreterías. «Es la crisis más difícil que el país está viviendo desde la Segunda Guerra Mundial», dijo Conte, dándole un tono de mayor solemnidad a su discurso.

Evitar la discriminación territorial

Lo que en realidad ha querido el primer ministro italiano es que no haya diferencias territoriales que compliquen aún más la gestión de la emergencia. Desde hace semanas, ante cualquier presión de este tipo, Conte ha reaccionado aplicando medidas válidas para todo el territorio, pese a que en el sur no ha haya estallado el contagio como en el norte. Sin embargo, tampoco ha conseguido frenar del todo esta disparidad, ya que distintas regiones han adoptado procedimientos por su cuenta.

En Lombardía, por ejemplo, se ha prohibido la práctica del deporte al aire libre, que en el resto de Italia está consentida siempre que se produzca en solitario. Lo mismo ha hecho Piamonte -localidad del paciente cero-, que además ha cerrado todas las oficinas públicas consideradas no esenciales. Y, mientras, en Véneto o Emilia Romaña han cerrado los supermercados los domingos, cuando en el resto del país permanecen abiertos. Todas estas regiones pertenecen al norte, donde se acumulan los problemas.

La descentralización de la sanidad ya fue criticada por expertos como Walter Ricciardi, directivo de la Organización Mundial de la Salud y asesor del Gobierno en la crisis del Covid-19, como uno de los obstáculos para gestionar la emergencia sanitaria. Pero ahora estas decisiones políticas también quiebran la frágil unidad que ha reinado hasta ahora durante la crisis.

Así, el Gobierno preparaba anoche otro decreto que prohíbe a los ciudadanos moverse de una localidad a otra si no es por motivos de extrema necesidad, con el objetivo de evitar más desplazamientos del norte al sur. «Con esto, hemos llegado al máximo de las medidas de aislamiento que podemos adoptar», manifestó ayer Franco Locatelli, director del Consejo Superior de Sanidad.

Nuevas cifras

Lo hizo durante la actualización diaria de las cifras que deja el coronavirus. Ayer se registraron 625 fallecidos más, por lo que la cifra total llega a 5.476 personas. Además, hubo unos 4.000 nuevos contagiados, que dejan un global de 46.636. El incremento es algo menor que el de días anteriores, tanto en muertos como en infectados, aunque todavía es muy prematuro para poder hablar de una tendencia.

«Espero que estos números puedan confirmarse en los próximos días, pero no se puede bajar la guardia en el respeto de las disposiciones aprobadas por el Gobierno», aseguró Angelo Borrelli, jefe de la Protección Civil. Las autoridades no ocultan su preocupación por lo elevado de las cifras, pese al leve descenso con el día anterior, cuando se había marcado un nuevo récord diario en el país transalpino.

Italia entra este lunes ya en su segunda semana de aislamiento en todo el territorio y las medidas todavía no han ofrecido resultados significativos. La curva de contagio sigue en alza. Los expertos médicos esperan poder ver la luz en los próximos días. Mientras tanto, unas 3.000 personas permanecen en estado grave y las unidades de cuidados intensivos de Lombardía siguen llenas. Por tanto, no se espera que por el momento el número de fallecidos deje de crecer.