Unión Europea

La hora de una política fiscal común europea

El coronavirus covid-19 en Europa
El coronavirus covid-19 en EuropaAntonio Cruz

¿La UE está haciendo lo suficiente para hacer frente a la crisis del Covid-19?

En materia económica, las últimas acciones del Banco Central Europeo (BCE) nos llevan a pensar que así es. Ese plan de compra masiva de deuda por valor de 750.000 millones es muy significativo. Lo que también debemos pensar es que ya hay un consenso internacional por parte de las dos terceras partes de la economía mundial a través del G-20 de que hay que coordinar acciones en esta materia. Podríamos decir que los pasos son lentos, pero van en la buena dirección.

Pero más allá de las acciones decididas de las instituciones comunitarias como el BCE o la Comisión Europea, se reproducen las divisiones entre los Estados miembros...

Yo creo que esa es la situación que se ha dado históricamente. Pero el camino a seguir sería una política fiscal común. Ése es el objetivo que deberíamos perseguir en la Unión Europea.

¿Qué lecciones debe sacar la UE de esta inesperada crisis?

Tenemos una política agrícola, comercial, de competencia y monetaria común y nos faltaría esa política fiscal para consolidar el ambicioso proyecto de la UE. El proyecto histórico más exitoso de integración y coordinación.

Como en la crisis de 2008, vuelven a ponerse en encima de la mesa los eurobonos. Y de nuevo los países del norte se vuelven a oponer...

Los países del Norte deberían concienciarse de que la emisión de los llamados «coronabonos» tendrían un efecto positivo en el proyecto común europeo. De hecho, dichos bonos darían mayor seguridad a los inversores, la emisión sería más rápida y se generaría mucha liquidez. Además, la mutualización de la deuda sería un camino correcto hacia esa política fiscal común.

Y el fondo rescate de la última crisis, el MEDE, ¿es una alternativa para lograr fondos?

El país que recurre a este fondo de rescate debería plantearse muy seriamente el impacto de las reformas en su política económica. Es decir, el país solicitante debería analizar muy cuidadosamente las condiciones que permiten acceder a este fondo extraordinario.

Mientras rechaza los eurobonos, Berlín ha renunciado a su mantra del déficit cero y ha anunciado un plan de ayuda de 750.000 millones de euros, equivalentes a 20% del PIB alemán. ¿No es contradictorio?

Son pasos que se van cubriendo. Se trata de un movimiento sustancial en política económica en Alemania. En consecuencia, ese sustancia cambio en su política fiscal puede contribuir a una mayo coordinación a nivel europeo. La decisión se explica porque en esta ocasión no nos encontramos antes una crisis de deuda como la de 2010, sino de una emergencía sanitaria que va a paralizar los principales sectores económicos de todo el continente.

En esta ocasión, como ocurrió en la Gran Recesión de 2008, son dos países mediterráneos, Italia y España, los más golpeados por la pandemia de Covid-19. ¿Asistiríamos a esta oposición si el caso fuera al revés, si el epicentro estuviera en el norte de la UE?

Pienso que la solidaridad es un elemento sustantivo del proceso de integración europea en todos los sentidos. Evidentemente, esa solidaridad se da más en el sur de la Unión Europea porque las decisiones y precauciones han sido más cuidadosas en los países del Norte. Y, por supuesta, sus cuentas públicas no están tan endeudadas como los países mediterráneos.

¿Volvemos a estar en manos de Banco Central Europeo con es máxima de su ex presidente Mario Draghi de que «haré todo lo que esa necesario y créanme que lo haré»?

Estamos asistiendo a algo muy significativo: el papel que juegan los bancos centrales en todo el mundo. En la zona euro, el BCE está jugando un papel correcto, así como también la Reserva Federal de Estados Unidos o los bancos centrales de los países europeos que no forman parte de la Unión Monetaria. Por tanto, ese papel tradicional de emisor, impresor, controlador y de generador de empleo está demostrando que su creación a mediados del siglo pasado fue elemento sustantivo para el control del crecimiento económico y el control de la finanzas públicas de sus respectivos países.

Cuando esta emergencia sanitaria finalice, confiemos que antes de verano, ¿será necesario un amplio programa de ayudas para frenar la recesión que se nos viene encima?

En lo que están trabajando los diferentes gobiernos es en proporcionar liquidez a la economía. En el caso de Estados Unidos, por ejemplo, el paquete de rescate aprobado hoy por el Senado supone alrededor del 20% del PIB estadounidense. La Administración del presidente Donald Trump también ha decidido proporcionar un cheque de 1.200 dólares a las personas que tengan dificultades para encontrar un puesto de trabajo. El secreto para lograr el rebote de la economía pasa por generar liquidez y confianza. Pensemos que, por ejemplo, en el caso de España el Gobierno se dispone a dar garantías a muchas empresas para que su actividad siga adelante. Es decir para que en definitiva el proceso de recuperación económica sea en forma de U y no de V.

¿Medidas drásticas y rápidas para permitir rebotar a la económica el resto del año?

En el caso chino, se estima que en unos meses se recuperará la economía. En Europa, la inversión de liquidez en la economía generará crecimiento económico y reactivación de la actividad industrial y comercial tras los meses de interrupción por la emergencia sanitaria.