Estados Unidos
Los servicios de Inteligencia de EE UU acusan a China de ocultar la gravedad del coronavirus
Un informe clasificado denuncia que los números de muertes y contagios que facilita Pekín son menores que los reales e “intencionadamente incompletos”. La Casa Blanca baraja que en el peor escenario podrían fallecer dos millones de americanos
Bloomberg daba a conocer hoy la existencia de un supuesto informe que los servicios secretos entregaron a la Casa Blanca la semana pasada y donde, al parecer, se confirma que China habría ocultado el brote del coronavirus en su país y el impacto de los casos de contagio y muertes con cifras falsas. La información, filtrada por varios funcionarios, no ha sido confirmada todavía por la Administración y las relaciones con China se mantienen, por ahora, en buen estado.
En declaraciones a la agencia de noticias Bloomberg, han afirmado que, en gran medida, el recuento de casos y fallecidos por Covid-19 en China se encuentra “intencionadamente incompleto”. Según Pekín, son 3.316 los muertos y más de 82.000 los infectados en el gigante asiático. El brote de coronavirus se originó en la provincia de Hubei a finales de 2019.
Entre tanto, las muertes en EE UU se duplican en apenas tres días, todavía a dos semanas de alcanzar el pico más alto de contagios. La Casa Blanca ha dado a conocer los nuevos parámetros estadísticos que está implementando el Grupo de Trabajo del coronavirus para pronosticar el escenario al que se enfrenta el país durante las próximas dos a tres semanas. Un nuevo modelo que adelanta resultados poco esperanzadores. Se espera que, si se siguen al detalle las órdenes de confinamiento, al menos entre 100.000 y 240.000 estadounidenses mueran por Covid-19. Aunque, de momento, las cifras aún están muy por debajo de esas estimaciones: EE UU cuenta con cerca de 200.000 infectados y más de 4.300 muertos.
Alejándose del escepticismo pasado, Trump augura ahora que las próximas dos semanas serán «muy, muy dolorosas», con unas cifras de víctimas mortales que podrían equipararse a las de la Segunda Guerra Mundial, cuando 400.000 estadounidenses perdieron la vida. Un total 30 estados han dado la orden de confinamiento, pero todavía una veintena de gobernadores se resiste a hacerlo. Es el caso del republicano Ron de Santis, de Florida, quien argumenta que el virus no ha alcanzado todavía a todo el estado, por lo que pide a los ciudadanos que permanezcan en casa pero no paraliza la actividad diaria de su territorio.
Algunos estados como Michigan, donde Detroit confirmaba 8.000 positivos por Covid-19 en tiempo récord, reclaman material de atención básico como mascarillas, suministros médicos y ventiladores. Pero Trump insiste en que se repartirá el material desde el Gobierno federal por estados en función de las necesidades, y no de si lo piden o no. El presidente defiende en todas sus ruedas de prensa, al ser criticado por el retraso en la respuesta al brote, la rápida reacción de su Administración al cancelar los vuelos con China a finales de enero y las medidas posteriores.
Y entre el caos de un sistema de salud que empieza a estar saturado y la necesidad de atención sanitaria urgente en los puntos más afectados, podría resurgir un problema creciente: el de la inmigración ilegal. Aunque bajo una nueva perspectiva, no prevista hasta ahora, que podría potenciar el alcance de contagios. Se calcula que hay cerca de doce millones de inmigrantes indocumentados en el país. Si uno de ellos se infecta, podría estar en riesgo y poner también en peligro a otros al esconder su caso de contagio por miedo a las represalias. Hace unos días, el propio Trump aseguraba que las personas en situación irregular serían atendidas sin consecuencias legales. Pero nadie les ha garantizado aún que así sea.
Ha sido llamativo el drama vivido en el Bronx de Nueva York, donde el cadáver de una mujer latinoamericana permaneció más de 24 horas en su casa por el colapso de los servicios. El resto de la familia se vio obligada a pasar la noche en una furgoneta para evitar exponerse a un posible contagio. El marido de la víctima denunció que la Policía hizo entrar a su hija de 16 años para tomar fotos, alegando que no tenían el equipo adecuado para hacerlo.
Precisamente la ciudad de Nueva York sigue siendo el epicentro de la pandemia en EE UU. Durante las últimas horas, los casos de coronavirus se han disparado, con cerca de 400 muertos y más de 9.000 positivos. En total, el estado lidera el ranking de infectados del país, con mucha diferencia: 14.000 personas contagiadas y más de 2.000 muertos.
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