Coronavirus

Donald Trump

La cruzada de Trump contra la OMS

La Casa Blanca insiste en acusar al organismo internacional de negligente. Eslovenia y Taiwán se unen a las críticas a su director

La culpa es de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Donald Trump, que ha pasado de negar la sombra de la pandemia a tratar de ocultar su rastro de inoperancia, tiene en el punto de mira a la OMS. En su opinión el aviso de la OMS «podría haber llegado meses antes». Sostiene que la organización está demasiado «centrada en China», a la que teóricamente mima, y que la Casa Blanca piensa revisar los fondos que Estados Unidos destina a financiarla.

O como le dijo un funcionario del gobierno a la cadena NBC, «lo que la OMS sabía y cómo reaccionó es relevante para [entender] la respuesta del gobierno de Estados Unidos a la crisis». El director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha respondido que «la prioridad de de los políticos debería ser salvar a su gente. Por favor, no politicen este virus. Si no desean muchas más bolsas con cadáveres, absténganse de politizarlo».

Eslovenia y Taiwán se unieron a las críticas del presidente de EE UU. El primer ministro esloveno, el conservador Janez Jansa, instó al director a dimitir, al tiempo que se sumó a Trump, en su idea de dejar de financiar el ente internacional. Mientras que Taiwán, que no forma parte de la OMS, protestó ante las acusaciones de este organismo de «racismo».

Antes de la OMS la culpa fue de los medios de comunicación, que exageraron el peligro y sólo aspiran a derribar un gobierno que odian. O de la oposición, que instrumentaliza los muertos y quiere alcanzar el poder a cualquier precio, incapaz de ofrecer su solidaridad, antipatriota y enemiga de lo común. O de China, cuyas autoridades mintieron o falsearon los datos. O de los asesores científicos, que aconsejaron mal. O de la opinión pública, que no pedía el cierre cal y canto ni anhelaba un confinamiento. O lo de los gobernadores, que no saben comprar material sanitario y tampoco estaban preparados.

799 personas murieron en Nueva York durante las últimas 24 horas. Es el mayor número de muertes en un sólo día desde que la epidemia llegó al epicentro del coronavirus en EE UU. Son ya 7.067 fallecidos, 14.820 en todo el país. Nueva York tiene ya 149.401 casos, por 432.596 a nivel nacional.

Andrew Cuomo, gobernador del Estado, ha vuelto a insistir en que se trata de unas cifras descomunales y ha recordado que el 11-S murieron 2.753 personas en el World Trade Center. De lado de la esperanza toca anotar que en Nueva York las hospitalizaciones siguen bajando. Y los modelos que predicen la evolución del virus y el número de muertes anuncian la luz al final del camino. De hecho en apenas diez días, la Casa Blanca ha pasado de hablar de entre 100.000 y 240.000 muertos a nivel nacional a situar la cifra macabra en unas 60.000 personas a finales de agosto.

El presidente, Donald Trump, ha sido el primero en saludar la buena nueva: «Un modelo clave sobre el coronavirus ahora predice muchas menos muertes que las mostradas por los modelos anteriores. Eso es porque el pueblo estadounidense está haciendo un gran trabajo. Distancia social, etc. ¡Sigamos adelante!».

Entrevistado por la NBC, el doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, reconocía que EE UU vive su peor semana al tiempo que elogió el compromiso ciudadano con el confinamiento y recordó que las cifras últimas pueden ser relativamente mejores de lo esperado.

«El número de muertes y los casos que estamos viendo validan lo que dijimos, que esta iba a ser una semana muy mala». Al mismo tiempo, dijo, «hay algunos destellos de esperanza, particularmente cuando observamos la situación en Nueva York, donde la cantidad de hospitalizaciones, requisitos de cuidados intensivos e intubación en los últimos días se ha estabilizado y empieza a disminuir».

Siempre cauteloso, Fauci cree que «estamos viendo el comienzo» del fin de la pesadilla. Aunque faltan semanas muy duras y resulte imprescindible calibrar cuidadosamente cómo organizar la reapertura social, a fin de evitar un rebrote del virus.

Más muertos que en el 11-S

El gobernador Cuomo, entre tanto, ha comentado que, en teoría, «el 11 de septiembre es el día más oscuro en Nueva York para una generación. Perdimos 2.753 vidas el 11 de septiembre. Hemos perdido más de 7.000 vidas con esta crisis. Eso es tan impactante, doloroso e impresionante que ni siquiera tengo palabras para expresarlo.

«No hubo una explosión. Ha sido una explosión silenciosa, que se extendió por la sociedad con la misma aleatoriedad». Por supuesto aquí no hay terroristas. Tampoco enemigo, batallas, geoestrategia, contraterrorismo, prisiones e interrogatorios, estado de Derecho u operaciones militares. La única victoria posible consiste en rebajar las cifras de enfermos y muertos, el colapso de las unidades hospitalarias, la ruina de miles de negocios, el hambre de millones. No es poco.