Estado Islámico
Antes los quemaban, pero los yihadistas se quedan ahora con los tanques
Los terroristas preparan acciones de envergadura en el Sahel
Antes los quemaban y ahora se los quedan. ¿Para qué quieren los yihadistas del estado Islámico del Gran Sáhara (EIGS-ISWAP) los carros de combate que arrebatan al enemigo? Es una pregunta a la que los expertos quieren encontrar contestación, pero que no permite augurar cosas buenas.
Además de los tanques, los terroristas se quedan con vehículos utilizados para el montaje de armas de tipo medio y disparar de ellos, así como para el transporte de tropas.
Lo que parece claro es que el Estado Islámico (Isis, Daesh) tiene en el Sahel africano uno de sus frentes de batalla en los que espera obtener triunfos tangibles a medio plazo y, si pudiera, la consolidación de una “zona franca” entre Mali y Níger en la que asentar sus estructuras operativas.
El carro de combate, por su velocidad reducida frente a las motos y todo terreno de gran cilindrada, que son los que utiliza el EIGS, se convierte, al menos sobre el papel, en un estorbo para la guerra de guerrillas que practica la banda yihadista.
El que se queden con este tipo de vehículos hace sospechar que pretenden ataques de envergadura a grandes poblaciones que se sumen a los que realizan contra puestos militares fronterizos, con el resultado de varios centenares de soldados asesinados.
Se trata, sin duda, de un salto cualitativo. Las publicaciones yihadistas anuncian en las últimas semanas que la pandemia del coronavirus en occidente terminará por obligar a los países que luchan contra ellos en la zona, entre ellos España, a retirar las tropas. Ya se han producido algunos movimientos en este sentido en Irak.
Si los ejércitos de la zona han de enfrentarse a los terroristas sin ese apoyo, el resultado del combate puede resultar preocupante. En ese momento, la utilización de los carros y de los otros vehículos pesados sería fundamental para los yihadistas. Por ello, aunque cueste un gran esfuerzo hay que seguir apoyando a Francia, que lleva el peso de la lucha antiterrorista a través de la operación Barkhane.
Se ha dicho muchas veces y es una gran verdad. Perder la batalla del Sahel es colocar a la yihad en las fronteras de Europa.
En el Sahel la banda yiahadista que más ha crecido es el ISWAP, cuyo líder en un antiguo saharaui, nacido en El Aiun (habla español), Walid Al Sahraoui, De momento, anda “entretenido” en borra de la tienda a su rival de Al Qaeda, Jam’at Nusrat al Islam wal Muslimeen (GNIM). Pero en cualquier momento, si se le presenta la ocasión, podría intentar acciones de envergadura contra los gobiernos de Mali y Níger.
Este individuo ha diseñado una estrategia que consiste en enfrentar a unas tribus con otras con la disculpa de robos de ganado, o lo que se le ocurra en cualquier momento; la intención, es conseguir nuevos combatientes, en especial entre los jóvenes. Incluso, han llegado a impedir que los agricultores sembraran sus campos.
Su operatividad es consecuencia de su movilidad. Usan motocicletas, todo terreno, cuentan con buenos aparatos de comunicación. Armas cortas y largas, lanzagranadas y, según se ha visto en los últimos vídeos, misiles de gran precisión antitanque.
Imponen el terror mediante el asesinato público de cualquier persona a la que señalan como espía o a los jefes de las tribus que impiden la leva de nuevos combatientes.
Y, finalmente, predican a través de las redes sociales, que utilizan con gran maestría, dos mensajes demoledores: vuestros gobiernos no os protegen, sólo van a sus intereses, utilizan a los soldados como “carne de cañón”; y por mucho esfuerzo internacional que haya, nosotros atentamos cuando queremos y donde nos interesa.
Y estos individuos son los que se quedan ahora con los tanques y los vehículos pesados.
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Pasividad ante la tragedia