Donald Trump
La Casa Blanca ordena “derribar y destruir” los buques iraníes en el golfo Pérsico
El presidente Trump responde a los últimas provocaciones de naves de la Guardia Revolucionaria. Irán lanza con éxito un satélite militar en medio de la tensión bilateral
Las autoridades iraníes no han hecho una pausa en sus objetivos geopolíticos en medio de la pandemia y han vuelto a la carga con Estados Unidos, a pesar de estar viviendo una de las peores emergencias sanitarias en todo el mundo. Primero fue Teherán quien lanzó el guante a Washington con el «acoso» a sus barcos en el Golfo Pérsico, y el lanzamiento ayer del primer satélite militar, a lo que el presidente Donald Trump respondió con amenazas de dar orden de «disparar y destruir» a la Armada estadounidense si la Guardia Revolucionaria iraní sigue con el hostigamiento a sus buques.
Con ello se refería a lo sucedido el 15 de abril, cuando once buques de la Guardia Revolucionaria iraní -designado como grupo terrorista por Washington- se acercaron a seis barcos de la Armada y la Guardia Costera estadounidenses, quienes calificaron los movimientos de «peligrosos y provocativos».
La tensión entre Teherán y Washington subió dramáticamente en el golfo Pérsico el año pasado al registrarse en esa zona una serie de ataques y sabotajes entre mayo y septiembre contra buques militares y comerciales o instalaciones petroleras en Arabia Saudí.
El cuerpo «pretoriano» iraní anunció ayer la exitosa puesta en órbita de su satélite militar «Nour» (luz), a unos 425 kilómetros de la tierra, que fue lanzado desde el desierto de Markazi, en el centro de Irán. «Hoy, los poderosos ejércitos del mundo no tienen un plan de defensa integral sin estar en el espacio, por lo que lograr esta tecnología superior, que nos lleva al espacio y expande el alcance de nuestras capacidades, es un logro estratégico», rezó un comunicado de la Guardia Revolucionaria, leído por el general Hosein Salamí en la televisión estatal, acompañado de imágenes del cohete «el Mensajero» que lanzaba al espacio al satélite «Luz».
«El mensaje de este importante logro es que las sanciones están impulsando nuestro desarrollo de nuevas tecnologías para lograr un gran poder a nivel regional y, en un horizonte cercano, a nivel global», subrayó el comandante en jefe de los guardianes, en referencia a que el país está bajo fuertes sanciones económicas de EE UU desde hace dos años.
El régimen de los ayatolás asegura que su programa de satélites no tiene fines militares sino de desarrollo aeroespacial, pero Washington y la Unión Europea sospechan que forma parte de su encubierto programa balístico. En virtud de la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Irán no puede emprender ninguna actividad relacionada con los misiles balísticos diseñados para poder ser vectores de armas nucleares, lanzamientos incluidos.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, destacó ayer que «Irán ha dicho de forma consistente que estos lanzamientos no estaban conectados con temas militares. Creo que el lanzamiento demuestra lo que hemos estado diciendo», señaló. Si bien no hay fuentes independientes que verifique el lanzamiento de ayer, esta sería la segunda misión espacial militar en menos de dos meses, después de la fallida puesta en órbita del satélite «Zafar» (Victoria) en febrero, pocos días antes del 41 aniversario de la Revolución Islámica.
Teherán y Washington han estado en muy cerca del enfrentamiento directo en varias ocasiones en los últimos años. La rivalidad se exacerbó en 2018, cuando Trump se retiró unilateralmente del acuerdo nuclear con Irán. Posteriormente, EE UU puso restricciones sobre el desarrollo de misiles balísticos de Irán y en enero de este año, la tensión volvió a aumentar cuando un ataque de dron asesinó en enero pasado en un bombardeo en Bagdad al poderoso general de la Guardia Revolucionaria Qasem Soleimani, jefe de la Fuerza Quds.
La nueva provocación de Irán llega en un momento delicado para el país, que debido a la crisis económica no puede frenar la pandemia. Esta acción podría llevar a Washington a seguir manteniendo las sanciones, a pesar de los llamamientos internacionales a que se levanten y así el pueblo iraní pueda acceder a las medicinas y material sanitario para hacer frente al coronavirus.
A pesar del lanzamiento, analistas aseguran que Teherán y Washington no buscarían una guerra convencional. «Esta es una guerra psicológica para enviar un mensaje y decirle al adversario que ‘estamos listos para detener cualquier ofensiva’», dijo el general retirado Hisham Jaber,
Para Jaber, Irán está usando esta política como disuasión. «Su resultado: no hubo efectos en terreno. No hubo efectos dramáticos. No hay guerra clásica. Nadie está listo para manejar las consecuencias de la guerra, ni Estados Unidos, ni Irán ni nadie».
De hecho, detrás del discurso populista del Gobierno iraní se esconde la incapacidad de las autoridades de gestionar la emergencia sanitaria. Según las autoridades iraníes unas 5.300 personas han muerto por Covid-19 y hay 85.000 infectados desde 19 de febrero. Sin embargo, activistas iraníes y expertos en la región creen que las autoridades están ocultando casos.
Investigadores iraníes en EE UU aseguran que las cifras reales son mucho mayores. Según los cálculos de los profesores Hazhir Rahmandad y Navid Ghaffarzadegan, desde el 20 de marzo, más de 15.000 personas habrían perdido la vida en Irán y el número de infecciones podría estar cerca de un millón.
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